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Internacionales

Declaración de Clase contra Clase (Chile)

El jefe de los genocidas: Pinochet murió impune

11 de diciembre 2006

Domingo 10 de diciembre de 2006

Piden funerales de Estado: no los tendrá. Fue un dictador. Fue jefe de la represión de Estado, que se conserva impune hasta el día de hoy, aún a pesar del clamor nacional de castigo a los crímenes de su dictadura: los asesinatos, las desapariciones, la tortura, el exilio. Fue también el sirviente de la clase patronal para asegurar la otra impunidad, la impunidad de la explotación de la clase patronal que con su ideología neoliberal convirtió en mercancía la educación, la salud y la vivienda. Liquidó el sindicalismo, profundizó la explotación en los lugares de trabajo.

Murió impune. No hubo castigo a sus crímenes, sostenido por un pacto que es un secreto a voces entre la Concertación, falsos amigos del pueblo, y el pinochetismo enquistado en el Ejército, las empresas, parcelas de las instituciones estatales, algunos medios de comunicación de masas, en la misma justicia concertacionista- pinochetista (aun con abogados y algún juez valiente), y en toda clase de círculos y grupos que comienzan a salir a la luz. Incluyendo a la derecha, que en su última enfermedad desfiló a visitarlo, con los legisladores de la UDI y RN rindiéndole pleitesía, agradeciéndole porque nacieron de ese espeso caldo de cultivo que fue la dictadura.

Murió impune. Pero con la condena moral de millones que repudiaron y repudian su dictadura, y que se expresa en la salida espontánea a las calles recordando esa lucha que pervive en la memoria viva de un pueblo entero, aún a más de 30 años de aquel día sangriento de 1973. Faltó la condena política. Desde Clase contra Clase planteamos siempre la necesidad de un acto político de masas que actuara de juicio político del pueblo trabajador contra aquel verdugo. La política del PC de limitarse sólo a la acusación judicial de esta justicia concertacionista- pinochetista, no lo permitió.

Su muerte no acaba con el pinochetismo, una capa social que une a los beneficiados con las privatizaciones enriquecidos de variadas maneras incluyendo malas artes, con sectores del pueblo pobre víctima de la acción política de la clase patronal antes del golpe y después. Sobre esta capa social se montan círculos y cenáculos de cuadros de la conspiración antiobrera y antipopular, que parece que hoy buscan reactivar un movimiento político bajo diferentes denominaciones. Se va produciendo una metamorfosis, el progresivo paso de la oposición pinochetismo - antipinochetismo, democracia vs. dictadura, a la oposición entre los intereses explotadores de la clase patronal que el pinochetismo defiende con métodos de enfrentamiento abierto, y los derechos e intereses justos de la clase trabajadora y todo el pueblo pobre.

Su muerte no acaba con el pinochetismo. Se declaran admiradores de su obra. Con mayor o menor pudor, sus admiradores, seguidores, herederos. Deberán cargar con toda su herencia. El castigo a los crímenes de la dictadura, que los organismos de DDHH sostuvieron en alto valiente e incansablemente durante años, de colaboradores civiles y militares, no acaba con la muerte de su jefe.

Por eso, su muerte constituye apenas un hito, en este proceso que ya venía siendo. Una explosión espontánea de liberación de años de horror y muerte para una gran mayoría, y que su figura mantenía tan viva y presente, tan cotidiana que persistía insoportable. Se impulsa más la liberación del paso de la lucha contra la impunidad de la dictadura, que continúa, a la lucha contra la impunidad patronal que la dictadura aseguró sin límites.



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