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El fracaso de la estrategia K

Defendamos el corte de Gualeguaychú

19 de octubre 2006

Medio ambiente: de “cuestión de Estado” al Estado “en cuestión” 
Hace poco más de una semana, un estudio de impacto ambiental encargado por el Banco Mundial, dio luz verde al otorgamiento de créditos por 470 millones de dólares a la finlandesa Botnia, que, según el informe, “no será contaminante”. Este hecho precipitó un nuevo corte de ruta de los ambientalistas de Gualeguaychú, que se mantuvo desde el viernes 13 hasta el domingo 15/10.
Pero la vuelta a la ruta no se explica sólo por esta “mojada de oreja” del Banco Mundial. En retrospectiva, la estrategia gubernamental de dividir a la asamblea y copar la movilización para liquidar los cortes de ruta, cooptar a una militante ambiental para ponerla al frente de la Secretaría de Medio Ambiente y jugar todas sus cartas en la Corte imperialista de La Haya, resultó un rotundo fracaso.
Como señala Morales Solá, “La Argentina ha perdido todas las batallas últimas en su disputa con Uruguay: no le fue bien en La Haya ni en el Mercosur y el informe del Banco Mundial fue una derrota sonora (…) La estrategia argentina era boicotear con éxito los créditos internacionales. No hubo éxitos.” (La Nación, 15/10/2006).
Ante esta situación, al gobierno no le quedó otra que tirarse contra los pobladores. En un comunicado firmado por Alberto Fernández y el gobernador Busti, el gobierno responsabilizó a los asambleístas “por los eventuales daños que la protesta cause en la estrategia argentina La Haya” (sic).
Los pobladores de Gualeguaychú han comenzado a hacer una experiencia. Como dijo hace unos días un vecino: “El Presidente se puede enojar, pero tiene que entender que no es suficiente lo que está haciendo. Si esperamos a La Haya, la empresa va a empezar a funcionar”.

Disparen contra los ambientalistas 
A las declaraciones del Gobierno, no tardaron en sumarse las voces “opositoras”: desde Macri y Lavagna, hasta Lilita Carrió y Sobisch, todos llamaron a “que se respete la ley”. A fin de cuentas, “oficialismo” y “oposición” comparten la misma política: subordinar al país al saqueo del capital imperialista y sus socios nacionales.
Kirchner por su parte se prepara para hacer “respetar la ley”. El mismo día que se retomó el corte en Gualeguaychú, la fiscal federal Milagros Squivo ordenó a la Gendarmería que filme o identifique con actas a los vecinos, y en particular a los “cabecillas” que participan del corte.
A un mes de la desaparición de Julio López, usar contra los pobladores de Entre Ríos métodos propios de la dictadura y los servicios de inteligencia, si no fuera porque estamos hablando del mismo Estado, rozaría la estupidez. Esta es la antesala de la medicina que utilizará el kirchnerismo para lidiar con los conflictos sociales.
Como dijo un funcionario del gabinete nacional cuando la prensa le preguntó si “evaluaron la posibilidad de despejar la ruta con los gendarmes”: “En principio aspiramos a disuadirlos, pero si esa instancia llega, llegará eventualmente…”. (La Nación, 15/10/2006).

Se viene un verano caliente: “Gualeguaychú está harta de promesas”
El clima político en Gualeguaychú es de bronca y decepción con las promesas gubernamentales. “Acá se viene una rebelión social”, advirtió uno de los asambleístas. La disposición a continuar con las medidas de acción directa es la base para que la Asamblea ambiental retome su fuerza, se masifique nuevamente y radicalice sus métodos de lucha.
Los pobladores y activistas ambientales deben seguir la lucha en forma independiente del gobierno, que ya ha dado sobradas muestras de su incapacidad para resolver las demandas de las mayorías populares de la nación. En ese camino, es necesario estrechar lazos con los pobladores y trabajadores uruguayos, que igualmente sufrirán las consecuencias devastadoras sobre el ambiente y la explotación imperialista.
La lucha contra las papeleras contaminantes es también una lucha contra los gobiernos que avalan el saqueo de los recursos naturales y la degradación del medio ambiente en beneficio de los pulpos imperialistas de la industria papelera, como el Gobierno del "socialista" Tabaré Vazquez, que viene dando cátedra de cipayismo por nuestras tierras. Para resolver la cuestión de fondo, los trabajadores y el pueblo pobre de Argentina y Uruguay, hermanados en su lucha, deben imponer la nacionalización sin pago de la industria del papel, los bosques y los recursos naturales de la región, bajo control de los propios trabajadores y pobladores.

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