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Internacionales

Chávez y la unidad latinoamericana

28 de agosto 2003

La propuesta de unidad continental de Chávez y aplaudida por el PC-IU no sirve para la liberación nacional de nuestros pueblos. Por el contrario, la unidad que pregonan es la unidad de los capitalistas del continente que se puedan ver perjudicados por el ALCA (donde pretenden entrar en condiciones más favorables) a la cual los trabajadores deberían apoyar. Mientras Chávez desplegaba su locuacidad parte de su comitiva, entre ellos su canciller Chaderton Matos y el empresario venezolano Francisco Rangel Gómez, presidente de la Corporación Venezolana de Guayana, daban importantes pasos en el camino de la “unidad” reuniéndose con la directiva del grupo TECHINT. Así, por ejemplo, Paolo Rocca gerente de TECHINT declaraba a la revista Fortuna del 24 de agosto que: “(…) más allá de los vaivenes de la política, Venezuela es un país que ofrece oportunidades muy importantes. (…) En estos años, el presidente Hugo Chávez ha seguido consistentemente y con interés la dinámica del sector (…) hemos podido contar con un apoyo constante (…) Siempre sentimos que podíamos contar con él porque es un hombre que trabaja por el bien de su país y que le gusta el crecimiento”. Y la revista continúa su relato: “La relación de los Rocca con Venezuela surge a través de Sidor (Siderúrgica del Orinoco), el mayor exportador de productos industriales de ese país. Esta compañía tenía una deuda de u$s 1.563 millones que tras la renegociación con el gobierno (realizada a través del Banco de Desarrollo Económico y Social), quedó reducida a u$s 791 millones.” Como vemos el grupo TECHINT no sólo fue beneficiado por la devaluación en la Argentina –desde la salida de la convertibilidad han facturado 4 veces más, Página/12 4/10/02- sino que en Venezuela han reestructurado su deuda con el favor de Chávez y el estado bolivariano. Los límites del nacionalismo chavista quedan al desnudo una vez más como cuando fue incapaz de aprovechar la movilización de masas que derrotó el golpe de abril de 2002 para expropiar a la oligarquía venezolana y expulsar al imperialismo, principales promotores del mismo. Por el contrario, al dejar en pie la estructura económico-social venezolana, a la larga sólo puede fomentar que la oligarquía vuelva a intentar nuevas asonadas.
Para el imperialismo y las transnacionales latinoamericanas los bloques comerciales como el Mercosur o el Pacto Andino son una importante plataforma de negocios, de confluencia de capital y un campo de exacerbada competencia por el reparto de los mercados. De ahí las interminables pujas comerciales entre estos grupos económicos, los reclamos a los estados de medidas antidumping y cupos para importaciones y la competencia entre los trabajadores que exaltan las burocracias sindicales a favor de “su” patronal y “su” estado nacional. Por eso la unidad latinoamericana de la mano de Techint, Perez Companc, Odebretch o el grupo Cineros u otros grandes burgueses unidos por uno y mil lazos al imperialismo, aparte de utópico, es completamente reaccionario.
La tan anhelada unidad de los trabajadores y campesinos latinoamericanos únicamente será posible acabando con la fuente de nuestro atraso y decadencia que es la dominación imperialista.

Prensa

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