Ya pasaron 12 años ¿por qué no nos cuentan un poco cómo era la situación del país en ese entonces y cómo fue que ustedes decidieron tomar la fábrica?

Juan Carlos: Era un conflicto anunciado. Nosotros tratamos por todos los medios de que se solucionara. La patronal hacia oídos sordos y veíamos que comenzaba un vaciamiento de la empresa donde la patronal se seguía endeudando hasta que le prendieron la luz roja. Así convocaron a todos los trabajadores a que la salida de las vacaciones no sea como todos los años sino en forma masiva para cuando volviéramos encontrar todo vacío. Como veíamos esa posibilidad dijimos con los compañeros: “¿qué vamos a hacer?”, no nos poníamos de acuerdo y el que planteó la toma de la fábrica fui yo. A todo esto de lo que pasaba en el país no estábamos bien al tanto, sabíamos que había problema con el gobierno pero no sabíamos a fondo que pasaba. Veíamos a los caceroleros, se escuchaba todo acá, todo el mundo con bronca y nosotros estábamos con nuestra lucha para no llamar mucho la atención a la policía. Nos quedamos esa noche a pesar del estado de sitio que implantó De la Rúa.

Delicia: Yo anteriormente había sido despedida porque no tenía acuerdo de que el sueldo sea 50% en negro y 50% en blanco. Pero desde el momento en que los compañeros se quedaron en la fábrica yo me sumé y luego me reincorporaron. Como dije en el aniversario, gracias a que los compañeros pusieron huevos y ovarios y se quedaron en la fábrica es que hoy estamos acá trabajando.

Noticias de la época titulaban: “Trabajadores de Brukman realizaron un maquinazo” ¿En qué consistía?

Delicia: Era un forma de protestar, de hacer escraches. El primer maquinazo lo hicimos en la carpa. Hicimos sabanas, ropa para bebes justamente para la inundación que había habido en Santa fe. No con máquinas industriales, sino chicas y sacábamos electricidad de la plaza y así ya empezamos a hacer los maquinazos. Apoyando toda la gente pobre de Santa Fe que se le había llevado todo el agua. Costureras trabajando y por supuesto los compañeros. El segundo fueron pañuelos para un pedido especial de Inglaterra porque la lucha traspasó la frontera. 6 mil o 7 mil pañuelos.

Juan Carlos: Y pasábamos por enfrente de la casa rosada, en ese entonces no estaba vallada haciendo ese tipo de escraches.

Tuvieron duras represiones ¿cómo pudieron defender su medida de lucha?

Yury: La primera fue casi al mes. La segunda fue en el mes de noviembre. En estos dos primeros desalojos fue la gendarmería y la policía pero gracias al apoyo que recibimos con trabajadores ocupados, desocupados, estudiantes y organizaciones políticas de izquierda pudimos volver a entrar. Pero lo más triste y lamentable fue el último desalojo que sufrimos en el mes de abril.

Juan Carlos: El 18 de abril de 2003. Esa nunca me la puedo olvidar

Yury: Cuando era semana santa y todos fueron a descansar con la familia, la infantería esta vez con alrededor de 800 policías, gendarmería, la prefectura, carros hidrantes, el grupo Geop vinieron con todo, rompieron todo, la fábrica, la puerta, las ventanas y nos sacaron a nosotros. Teníamos un apoyo bastante numeroso de esas organizaciones pero en ese momento no podíamos hacer frente y nos tiraban balas de goma por todos lazos, palazos, fue una verdadera masacre que sufrimos.

Delicia: Una cacería.

Yury: Eso sufrimos en carne propia. Tuvimos varios compañeros heridos como compañeros de Zanón que vinieron una buena cantidad. Casi 9 meses estuvimos acampando acá en la placita, luchando permanente, no solo cortando acá sino que también fuimos a Plaza de Mayo, frente a la Justicia y hasta que por fin no tenían otra alternativa y dictaron la quiebra y partir de ahí podíamos recuperar la fábrica. Lo que nos quedaba era formar la cooperativa como forma legal, se votó la ley de expropiación hacia fines del 2003 y pudimos volver legalmente el 29 de diciembre.

Delicia: Había mucha burocracia para hacernos volver ¿y cómo estaba la fábrica? Estaba la maquinaria rota, botellas de cerveza, la idea era mostrar que habíamos sido nosotros.

Yury: Nos cuestionaban que queríamos usurpar la fábrica pero fueron los patrones que la abandonaron dejando un tendal de deudas a los trabajadores.

¿Cuál fue el rol del sindicato antes y durante el conflicto?

Juan Carlos: Nos trajeron una caja con un par de paquetitos de criollita y dos bidones de agua y con eso ya esta…”No jodan más”

Yury: Todo el tiempo defendieron a la patronal. Cuando me eligieron delegado fuimos para hacer la denuncia de que estaba pasando acá y la dirección del Soiva, nos decía “vamos a investigar” pero venían acá, se reunían con la patronal a puertas cerradas y arreglaban entre ellos.

Juan Carlos: Cocinaban todo. Supuestamente dice Sindicato “Obrero” de la Indumentaria y el Vestido, no dice sindicato de burócratas.

Actualmente se rigen con asambleas para tomar las decisiones y con ese método han brindado la solidaridad tanto a los compañeros María Ugarte y Eduardo Toro que están luchando por su reincorporación a la textil Elemento como a los más de 80 trabajadores que fueron despedidos de la Textil de Mónica Mariel Bolo ¿Cómo es eso?

Delicia: La lucha siempre hay que sacarla a fuera, que se enteren que hay una lucha de trabajadores. Hay que salir a las calles a protestar, no es fácil pero hay que hacerlo con la lucha de todos. La unidad y con conciencia de clase. Como nosotros lo hemos hecho y lo demostramos y lo seguimos demostrando. No es fácil pero se puede. Y vamos por más.

Yury: En algunas textiles cuando se organizan, la patronal empieza a echarlos porque ni a la patronal ni al sindicato les conviene. Y es fundamental que todos tengan el derecho de organizarse. Cuesta meterse pero hay que ver la forma de empezar a revertirlo.

Delicia: Acá se hizo una votación de que de cada lucha que hay, hay un ambo de donación. Hay un ambo disponible para esa lucha que los compañeros pueden hacerlo rifa para juntar plata. Eso está votado y se sigue haciendo.
En una década dónde la industria textil ha tenido ganancias record beneficiada además con subsidios hacia los empresarios, ¿Cómo se encuentran hoy las fábricas recuperadas y en particular Brukman?

Juan Carlos: No hay algo similar a la ayuda que reciben a las empresas privadas. Pero igual recibimos algunos subsidios.

Delicia: Por ejemplo Agrest que está acá enfrente, recibe los subsidios para los sueldos. A nosotros no nos dieron más el Repro y está en trámite otro subsidio pero hace 3 años y todavía no llegó.

Aun recordamos la frase de Celia Martinez, quien fuera referente, “si podemos manejar una fábrica podemos manejar un país” ¿sigue vigente esta conclusión?

Delicia: No… no es lo mismo manejar una fábrica que manejar un país. Tienen que estar muy bien organizados los trabajadores para manejar un país.

Yury: Yo digo que hay que ver de conjunto. Sabemos que las fabricas recuperadas junto a Zanón dimos una lucha importante demostrando que si la clase obrera se organiza podemos manejar la producción. Y dimos vuelta el mundo. Hoy en día hay un sistema capitalista que nos pone límites. Tenemos problemas pero no debemos quedarnos en lo más chiquito que es Brukman. En un ejemplo hemos demostrado los trabajadores somos capaces de manejar una fábrica, si nos preparamos y organizamos contra el sistema podríamos manejar un país ¿por qué no?

A 12 años de aquella toma y control obrero de la textil, aquellas costureras continúa siendo un emblema de lucha y ejemplo para el conjunto de los trabajadores. Hoy, a pesar de las adversidades y la competencia vil del sistema capitalista, siguen de pie.