Mendoza ha experimentado un crecimiento dos puntos porcentuales encima del promedio nacional. Esta euforia capitalista fue impulsada por la formación de nichos de exportación que llegaron a facturar ventas al exterior por 1.260 millones de dólares, la explotación de la “industria del turismo” y el subsidio al consumo interno. El empleo se desarrolló a un ritmo similar con sueldos casi tan bajos como los del NOA. Además, creció la intervención estatal en la economía para subsidiar las grandes empresas y administrar el auge del negocio de la obra pública. Mientras, la inflación de un 25% anual purga el consumo básico de los asalariados.

En un principio, la ruptura de Cobos con la UCR para aliarse a Kirchner fue saludada por la inteligencia empresaria como una oportunidad para renegociar con la nación el régimen fiscal de la provincia y la financiación de mega obras. Pero con la consecución de distintas crisis políticas del gobierno ante problemas en la educación, la inflación y la descomposición policial, los viejos partidos volvieron al ruedo de la competencia por la “gestión” de la Mendoza empresaria con distintas figuras alternativas a Cobos y sus partidarios. Pero la “Concertación” de Kirchner y Cobos, y su candidato Cornejo, fue perdiendo base en sectores de la clase media que - ante las intrigas de los crímenes policiales y algunos elementos de descomposición social tomados de forma oportunista por la prensa-, giraron a derecha alentados por el propio discurso de “mano dura al filo de la ley” que hicieron Cobos, la Iglesia y las ONG de la derecha. Sobre esto se montarían las campañas de los tres grandes partidos opositores por derecha (PJ, Partido Demócrata y UCR). En el otro frente, amplios sectores asalariados comenzaron a avanzar en huelgas por el salario.

El PJ de Jaque no dudó en avanzar sobre estos flancos abiertos. Por un lado, propuso medidas efectistas “contra el delito” que Cornejo no se animó a suscribir por “no crear un estado policíaco que restrinja al máximo las libertades democráticas” (sic). Y con la promesa de la “gestión eficiente” se apropió del discurso “desarrollista” del kirchnerismo, ligándolo al “pacto social” de Cristina, y ganó la confianza en los sectores explotados que esperan una mejora evolutiva de su situación con el gobierno de los K.

La oposición del PD (principal colaborador político de la última dictadura) y la UCR, que llevaban a Lavagna como candidato a Presidente, quedaron atrás de ambas fuerzas kirchneristas, pero se posicionaron como alternativas reaccionarias en sectores de la burguesía y las clases medias urbanas ganando Mendoza Capital y Lujan, respectivamente. El Concertador Cornejo ganó en Godoy Cruz, mientras Las Heras y Guaymallen quedaron en manos del aparato del PJ.

Celso Jaque ahora prepara su gestión que, dice, estará también inspirada en la del ex alcalde de Santiago de Chile, el pinochetista Joaquín Lavín, explicando las medidas de emergencia que tomará en la “represión del delito” y enviando a su encargado de relaciones sindicales, el ex burócrata del CEC hoy Diputado Nacional Pereyra, a “escuchar” a los sindicatos estatales como primer paso en el trazado del próximo “pacto social”. Los empresarios ya manifestaron públicamente su confianza en que Jaque cumpla la promesa de garantizar la “rentabilidad” de las ganancias, basadas hasta ahora en la superexplotación de los más de 260 mil asalariados mendocinos. Los sectores avanzados de la clase trabajadora comenzarán a conocer el verdadero rostro del próximo gobierno.