Miércoles, ultima hora de la noche. Los delegados del subterráneo se encuentran reunidos en el Ministerio de Trabajo. Frente a ellos, nuevamente se ubica esa “santa alianza” formada por el Ministerio, la empresa y la UTA.

Las negociaciones se hacen interminables y llueven aprietes de todo tipo. Los delegados, en ese ámbito que les es hostil, se mantienen firmes. Finalmente la UTA unilateralmente termina firmando un acuerdo que en total redondea un aumento sólo del 11% real. Esta cifra está por debajo del 20% que reclaman los trabajadores de subterráneos.

El 11% era la última palabra de Metrovías, de esa empresa que vive subsidiada por el Estado, que obtiene grandes ganancias y que se niega a otorgar el aumento que reclaman los trabajadores.
Las asambleas previas ya habían rechazado de plano esta cifra. Las bases están decididas a parar.

Al no llegar a un acuerdo, el Cuerpo de Delegados sostiene el paro previsto para el jueves. Al cierre de esta nota, los trabajadores y el Cuerpo de Delegados están en las cabeceras discutiendo cómo implementar la medida.