El 1° de junio de 2001 en Quilmes el oficial de la policía José Salmo disparó con su pistola 9mm sobre Carla Lacorte, estudiante de Veterinaria y militante de derechos humanos. Carla quedó en una silla de ruedas.
El fiscal y el juez de instrucción caratularon el caso como simples “lesiones culposas” y negaron importantes medios de prueba elementales como realizar pericias planimétricas y la reconstrucción del hecho.
En el mismo sentido, el Tribunal Oral 3 de Quilmes absolvió a Salmo en noviembre de 2004 con un fallo escandaloso que le otorga sustento jurídico a la práctica nefasta del gatillo fácil.
Esta sentencia fue apelada ante la Cámara de Casación Penal de La Plata en cuya Sala III se encuentra desde principios de 2005.
Los abajo firmantes observamos con preocupación que el paso del tiempo y la demora en el tratamiento de la causa permiten el alargamiento de esta situación de impunidad que alimenta, por acción u omisión, la práctica de gatillo fácil.
Por eso exigimos que la Sala III de la Cámara de Casación tome como prioridad su tratamiento y revoque la sentencia absolutoria.