El jueves 20 de julio, mientras se realizaba la cena de los presidentes en el marco de la cumbre del MERCOSUR, realizamos una marcha conjunta el PO, el PTS, el MST “El socialista” y otras organizaciones. Fue el único acto verdaderamente antiimperialista que se hizo en Córdoba por estos días. En un “llamamiento” conjunto nos pronunciamos “contra la masacre que está perpetrando el Estado sionista de Israel contra los pueblos de Palestina y del Líbano y rechazar cualquier acuerdo de libre comercio”, como el que se iba a firmar con Israel. Dejamos en claro nuestra lucha por “la nacionalización sin pago de los recursos naturales y energéticos, y la integración energética independiente de los intereses capitalistas, expulsando de la región a los pulpos petroleros que saquean a las naciones. Y planteamos “la expulsión del imperialismo, por el gobierno de los trabajadores y por la Unidad Socialista de América Latina”. El mismo día se realizó la marcha de la “Cumbre de los Pueblos” que entregó un documento “consejero” de la cumbre oficial, no realizó denuncia alguna de la continuidad de las políticas pro-imperialistas en América Latina y, lo peor de todo: no denunció el rol cómplice de la Cumbre del MERCOSUR con el Estado de Israel en el medio de los ataques a Palestina y al Líbano. No es para nada extraño que la CTA y otros movimientos sociales, adoptaran esta posición de seguidísimo a los gobiernos de Lula, Bachelet y Kirchner, lo sorprendente fue la actitud del MST-Alternativa, que se negó a participar de la marcha de la izquierda y sí fue con estos “progresistas”. Al día siguiente, para coronar esta ubicación, participó “orgánicamente” (con banderas y pancartas) del acto de Chávez y Castro organizado en común con Madres de Plaza Mayo y sectores del gobierno argentino. ¿Dónde está el límite para esta corriente que luego de su división “no le hace asco a nada” y se va con las organizaciones sociales que “desde abajo” sostienen a los gobiernos del doble discurso?