Para enfrentar las elecciones del 18 tenemos que lograr lo que no se logró en la primera vuelta: un frente de trabajadores de rechazo formado por las organizaciones obreras, piqueteras y de las asambleas populares. Rechacemos el corolario de esta trampa llamando a votar en blanco, nulo, o no yendo a votar.

Pero tenemos que tener en cuenta que el rechazo al ballotage probablemente será mucho más heterogéneo que el de la primera vuelta. No se puede descartar que sectores ligados a Menem o López Murphy insinúen el votoblanquismo a fin de mermar el "voto últil" a Kirchner. Por otra parte, quienes han convertido al votoblanquismo en estrategia permanente, el PCR-CCC, continúan firmes en su alianza con personajes como Luis D’Elía quien ha sido junto a Elisa Carrió uno de los primeros en llamar a votar el 18 a Duhalde-Kirchner, "para que no gane Menem".

El acto unitario del Primero de Mayo ya se constituyó en un paso en este sentido. Una de sus consignas convocantes fue "Ni Menem, Ni Kirchner". A esta unidad hay que soldarla alrededor de una estrategia para lograr la unidad revolucionaria entre ocupados y desocupados que le de una alternativa de clase a los millones que hoy entraron en esta trampa electoral.

Está planteado para la acción la concresión de un congreso de delegados de todas las organizaciones obreras, populares y estudiantiles que han estado junto a las heroicas obreras de Brukman.