Un mundo obrero
Cuando fuimos a Cutral Co con Norma porque los obreros de Stefani cortaban la ruta por nuestro conflicto, nos sorprendió y nos dimos cuenta de lo que significa la solidaridad de los trabajadores y el respeto que les tienen a los ceramistas la gente del pueblo. Decíamos: ¡entramos en otro mundo! La experiencia que estamos haciendo hay que vivirla para entenderla. El apoyo de otras fábricas, de los sindicatos con el fondo de huelga, eso no se conoce hasta que no lo vivís. Eso te da fuerza para seguir. En la huelga sentís que tenés libertad.
Obreras calificadas y solidarias
Con nuestra huelga la empresa tiene problemas, porque estamos parando las obreras calificadas. Somos las que siempre reclamamos y nos plantamos por nuestros derechos y por el de todas las trabajadoras de la fábrica. Pero, las trabajadoras que no paran tienen miedo de perder su puesto de trabajo. No hay muchos talleres ni fábricas textiles para salir a buscar otro empleo. Y todas hemos sufrido maltrato en algún momento.
Mentiras y broncas
Que la echaran a Norma era terrible porque es la que más al frente va cuando pasa cualquier injusticia. Pensé que esto no podía pasar porque el despido está basado en mentiras de los patrones. Y me dio mucha bronca cuando la despidieron a Norma. Me parecía una injusticia, como la que había atravesado yo, cuando estuve enferma el año pasado; casi cinco meses en mi casa y no me pagaron dos meses de sueldo.
Permiso para ir al baño
Trabajamos nueve horas por día. Somos 52 trabajadores, la mayoría mujeres. Entramos a las seis y media, y tenemos diez minutos de desayuno y veinte de almuerzo. Cuando necesitamos ir al baño debemos ir de a una, a pesar de que tenemos tres baños. No quieren que nos crucemos y ni que hablemos.
¿La patronal no tiene ganancias?
Si te descomponés y retirás, o necesitás hacer un trámite que siempre ocurre porque tenemos hijos a cargo, perdés presentismo y productividad que significan 1.500 pesos, de un sueldo de $ 4.000. Siempre nos amenazan que si pedimos aumento va a cerrar la fábrica. Según el patrón no tiene ganancias, pero la ropa que nosotras confeccionamos se vende a cientos de pesos.
Nuevas compañeras
Yo estuve en el paro anterior porque llegaron las fiestas y no nos habían pagado. Además trabajamos nueve horas y nos venían pagando ocho. Entonces conseguimos el aval del sindicato por primera vez. Ahí paró toda la fábrica. El dueño sin ninguna vergüenza, nos dijo que iba a traer unos bidones de nafta, y nos iba a prender fuego a todas. Entonces salimos afuera e hicimos una asamblea. Y fuimos a buscar ayuda a Zanon y conocimos a la abogada Natalia Hormazabal, nuestra compañera.
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