El abogado de Pedraza, Carlos Froment, es un “destacado” penalista que comparte estudio con José María Orgeira; juntos defendieron, en el recordado juicio a las juntas militares, al represor Roberto Viola. Froment fue abogado también de Erman González, ex ministro de Defensa de Menem en la causa por contrabando de armas. En los últimos tiempos asistió al dueño de Crónica Televisión, Roberto García, en un juicio por evasión de impuestos del que logró dejarlo absuelto.

Este abogado, con “antecedentes” que hablan por sí solos, no sólo justificó la “intervención” de la patota que tenía por objetivo: “impedir el corte de vías” porque pretendían “proteger a los usuarios”, sino que plantea, sobre los testigos que denunciaron amenazas, que son “amenazas inventadas”. En realidad, él es el que “inventa” que su cliente no tiene por qué estar detenido durante el juicio -por lo cual pidió incesantemente su excarcelación-, a pesar de las innumerables amenazas e intimidaciones a los trabajadores ferroviarios. No sólo inventa sino también oculta que Pedraza se encuentra, además, procesado en una causa paralela por sobornar al tribunal para comprar la excarcelación de los detenidos, con lo que intentaba evitar su propia detención. Pero hay más: Froment puso un perito de parte que se encuentra procesado porque intentó invalidar el proyectil como elemento de prueba al arrojarlo contra una mesa.

Hay que reconocerle a este “destacado” abogado penalista que lo que no inventa es su especialidad en defender a los criminales más peligrosos de esta sociedad: genocidas, empresarios, políticos patronales y burócratas sindicales.