“¿Cómo hacemos para que hablen todas? ¿Cómo logramos un espacio en el que sean protagonistas, sus reclamos se expresen -más allá del puntual de las categorías-, se sientan más fuertes y confíen en ellas mismas?”… Estas preguntas nos las hacíamos con los demás compañeros activistas, delegados y congresales. Cómo organizar a las compañeras no sólo en la pelea por las categorías sino en la organización de la fábrica. Que participen más y se sientan sujetos de esta historia.

¡Asamblea de mujeres! ¡Y que hablen todas!

Y ahí nomás se votó la propuesta para que se realice una asamblea de mujeres. Los hombres ese día no ocuparían el comedor antes de ingresar a la planta, facilitado el debate con todo un gesto de los varones: “Queremos que las mujeres se organicen”.

Llegó el lunes a la noche. A las 21:30 los compañeros se retiran del comedor. Ante el gesto las mujeres sonreían… pero también de alegría: estábamos haciendo algo histórico. Es la primera ves que hacemos asambleas de mujeres. ¡Vaya si no es hacer historia! De a poco se fueron sumando compañeras. Llegaban apuradas, es que entre preparar la cena, salir corriendo, el tráfico; “Siempre andamos con los tiempos justos”, dicen.

Se armó el debate

– ¿Cómo hicieron las compañeras de PepsiCo?

– Bueno, entonces acá tenemos que pelear por categorías… nada de vueltas: CATEGORIAS

Y salió lo de la diferencia que hace la patronal entre mujeres y hombres, el respeto por las compañeras antiguas, las enfermedades laborales, la defensa de los puestos de trabajo.

Definimos impulsar una gran campaña, dentro y fuera de la fábrica. Los primeros pasos están dados: afiches que los compañeros pegan cada semana denunciando a la empresa por discriminar a las mujeres; una delegación viaja al ENM; juntada de firmas y denuncia al INADI y al Ministerio de Trabajo y la exigencia al sindicato que encabece el reclamo.
– Tenemos que seguir haciendo esto- decían algunas
Un aplauso cerró la asamblea. La primera. En el transcurso de la semana se repetirá en los otros turnos.

Ellos como aliados

Enorme el gesto de los varones, afuera del comedor, invitando a las compañeras a que entren a debatir.

– “Hay asamblea de mujeres, vaya compañera”.

Sin ellos como aliados es difícil. Y ellos saben que “Sin las mujeres la lucha va por la mitad”. Reclamamos categorías, sí. Pero va más allá: nos quieren siempre relegadas, sumisas, con miedo, obedeciendo… En Kraft, fiel a nuestra tradición, nosotras levantamos la voz.

¡Reclamamos y vamos por un verdadero plan de lucha enfrentando la discriminación, el machismo y la explotación patronal!

Esas manos que día a día envasan galletitas y alfajores, soportando los ritmos de producción, empiezan a ser puños cerrados que se levantan junto con sus voces para exigir lo que les corresponde. ¡Paso a las mujeres trabajadoras!