Los ataques a la salud (y la vida) de los trabajadores han tenido la venia de la burocracia sindical. Daer, el Sec. Gral. de la Alimentación, ha sido cómplice de las reformas de los 90, que incluyeron la instalación del régimen de las ART y los negociados con las obras sociales.

Para tener sólo una dimensión de lo que siente Daer por la salud de los obreros de su gremio, vale un ejemplo. El director de la OSPIA (Obra Social de la Industria de la Alimentación), ha sido hasta hace pocos meses Enrique Gazzotti. Gazzotti, dicen los archivos, formó parte del directorio del PAMI de Matilde Menéndez, y como todos sus miembros fue denunciado por los negociados cometidos durante esa gestión. Forma parte, además, de la Cámara Argentina de Empresas de Salud, entidad dedicada a “dotar a las empresas de salud de las modernas herramientas que requiere hoy la gestión empresaria para disminuir los costos y satisfacer al usuario”.

Pero además el amigo de Daer forma parte del directorio de distintas empresas del sector, como la droguería y laboratorio Dixon S.A.
Daer le descuenta a los trabajadores por una obra social cada vez más deplorable y el uso de un convenio que no hace cumplir. Mientras, deja la salud de los trabajadores en manos de los capitalistas.