Delegado Junta Interna ATE - INDEC

“Los contratados pasan a planta” puede leerse en letra molde en Pagina/12. Es la cobertura del pasquín oficialista del acto realizado por Cristina Fernández junto a sus aliados de la CGT, entre los que se destacaban Hugo Moyano y Andrés Rodríguez de UPCN: “anunció ayer el pase a planta permanente de los trabajadores del Estado contratados, que a partir de ahora se beneficiarán con convenios laborales similares a los del sector privado, y contrapuso la medida al presente de Europa, con los planes de ajuste derivados de la crisis económica.

Cristina Fernández dijo sentirse ‘muy orgullosa’ de tomar una medida que beneficia a 170 mil empleados estatales ‘justo cuando se han derrumbado todas las teorías en nombre de las cuales nos vienen criticando desde afuera y desde adentro’. Consideró a la Argentina ‘como una contrafigura de lo que está sucediendo (en Europa), porque estamos asegurándoles sus derechos a todos los trabajadores’ ”. El caradurismo oficial reproducido por sus diatribas no tiene límites ¿Pero qué dice la letra chica de los rimbombantes anuncios para los trabajadores estatales? La medida del gobierno, como denunciaba un compañero de la Junta Interna del INDEC en el abrazo del miércoles, quiere vendernos un supuesto “pase a planta de todos”, cuando en verdad se trata de mil pases en tan sólo cuatro organismos de todo el país, de un total de 25 mil trabajadores encuadrados entre la Resolución 48 y la Planta Transitoria. Eso sin contar a los miles de trabajadores que tienen contratos basura de terceras instituciones que ni siquiera son considerados trabajadores del estado. Mecanismo de contratación que empezó en los noventa, con la reforma del Estado, y se profundizó con todos los gobiernos sin excepción de los gobiernos kirchneristas, quienes supuestamente iban a acabar con el trabajo en negro en el Estado. Recordemos que el Estado es el principal empleador en negro.

En el fantástico mundo nac & pop y su propaganda, así como pagar la 100% ilegítima y fraudulenta deuda externa es considerado un acto emancipador opuesto a las recetas del neoliberalismo de los 90; también puede serlo un acto por migajas junto al ex menemista Andrés Rodríguez, uno de los máximos responsables en la derrota obrera que significó achicar la planta del Estado en esa década, y cuya permanencia en la directiva de la gorila Sociedad Rural y su colección suntuosa de caballos de carrera ameritaron el apodo de “Centauro”. Junto a Menem-Cavallo, el centauro nos vendía la receta salvadora de achicar el Estado. El resto ya lo conocemos. El mismo actor de una mala y vieja película sigue rodando. La remake del Centauro debería llamarse: “La estafa continúa. Parte II”.