El martes 3 de febrero nos acercamos a la fábrica de tapas de empanadas de San Martín. Sus trabajadores permanecen allí ante los intentos de vaciamiento por parte de la patronal que se borró y además les adeuda salarios desde hace 5 meses. La planta, con capacidad para 70 trabajadores, después de años de vaciamiento y tras despedir a dos jóvenes en negro después de que sufrieran un accidente, funciona hoy con 15.

Después de que la patronal los obligara a tomar vacaciones a todos, los trabajadores recibieron el llamado de los vecinos, quienes les advirtieron que el dueño intentaba llevarse máquinas y estaba quemando documentos. Estos compañeros nos dicen que saben que hay una crisis profunda con despidos, suspensiones y cierres de empresas. Frente a este panorama -y viendo que peligraba su fuente de trabajo- se unieron para tomar esta medida, mostrando una gran disposición de pelearla hasta el final. Comenzaron denunciando la situación en el Ministerio, hablando con los medios de la zona, con los vecinos que se acercaron a solidarizarse. Exigen la inmediata reapertura de la fábrica. Pero no sólo los mueve la necesidad del trabajo, sino también el odio a la patronal que, como ellos mismos dicen, “los últimos años se llenó los bolsillos de plata mientras nos hundía a los trabajadores”. Saben que esto recién empieza.

Corresponsal