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Comunicados de prensa

SEGUNDA ASAMBLEA REGIONAL DEL PTS

La crisis nacional y la necesidad de construir un partido revolucionario

El sábado 21 de junio, con el Salón Azul de la Universidad del Comahue colmado, se realizó la segunda Asamblea Regional del PTS de Neuquén, con la presencia de 200 compañeros y compañeras.

PTS Neuquén

12 de julio 2008

El sábado 21 de junio, con el Salón Azul de la Universidad del Comahue colmado, se realizó la segunda Asamblea Regional del PTS de Neuquén, con la presencia de 200 compañeros y compañeras.

Participaron obreros de Zanon, de distintas fábricas del Parque Industrial de Neuquén, trabajadores municipales de Centenario, petroleros, trabajadoras de la fruta, de hospitales de la provincia y docentes. Fue importante la presencia de una delegación de obreras de Werthein, que recientemente obtuvieron un resonante triunfo. También asistió una gran cantidad de estudiantes universitarios y secundarios, así como de la Escuela de Bellas Artes, y destacados artistas de la región, como Marta Such, Stella Provecho y Chalo Bejarano.

Christian Castillo, dirigente nacional del PTS, abrió la conferencia con un informe sobre la crisis política nacional para luego abrir el debate. Lo primero que planteó es que “la crisis política que empezó hace 100 días, tiene un primer elemento dado por la situación económica internacional. Esta se expresa en dos tiempos para las economías del mundo. Por un lado países en recesión, como EE.UU., Gran Bretaña o España. Por el otro, economías como la argentina o la venezolana, donde el nivel de crecimiento se mantiene al 8% y donde el incremento del precio de las materias primas genera dos tipos de procesos. A los países exportadores les genera una fuente adicional de ingresos, entonces surgen fuertes disputas para ver quién se queda con la renta petrolera o los ingresos por la venta de estos commodities. En los países que son importadores de estas materias primas, sobre todo en los más pobres que necesitan para alimentar a su población importar maíz, arroz o trigo, hay crisis muy importantes porque son productos del consumo popular que aumentaron brutalmente, y han generado rebeliones del hambre y también, en algunos casos, huelgas obreras”.

Una división de la clase capitalista

Con respecto a la crisis abierta en nuestro país Christian Castillo destacó que “hay un sector que ve que parte de la renta agraria la utiliza el gobierno para subsidiar al sector industrial, a empresarios amigos y a pagar la deuda externa, y cree que puede lograr un salto en sus niveles de acumulación capitalista. La burguesía agraria grande, mediana y chica quiere apropiarse todo lo posible de esa renta, que crece muy fuerte, y frente al gobierno que a la vez ve que ahí puede hacer ‘caja’, deciden salir a disputar ‘dólar a dólar’. Se abre así una crisis donde se produce la división de la clase capitalista más importante desde la crisis del 2001”.

Refiriéndose al bando del gobierno Christian planteó que éste “se ha ido aislando durante la crisis. No pudo movilizar, más allá del aparato burocrático de los sindicatos, a la clase obrera, que se mantuvo pasiva en la crisis. Sí logró el apoyo en una parte del sector intelectual y una parte del peronismo, que luego se le comenzó a fragmentar. ¿Cuál es la base burguesa del gobierno entonces? Los grandes industriales exportadores, que piden que todo lo que le sacan al campo sea para mantenerlos a ellos. Y por otro lado, los capitalistas amigos, que entran como socios menores de las privatizadas gracias al gobierno”.

Levantar una tercera posición

Christian Castillo destacó la necesidad de impulsar una política independiente ante la crisis abierta. Con respecto al papel de los trabajadores planteó que “la mayoría de los sindicatos se alineó con el gobierno, y una fracción minoritaria con las patronales del campo. Pero la clase obrera estuvo centralmente pasiva, por dos elementos más, aparte del rol de la burocracia. Por un lado, por la ilusión de que podía seguir mejorando algo, esperando una salida rápida de la crisis. Y también, que en los sectores más combativos pesaron dos problemas. Uno, el alineamiento de algunos sectores con el campo. Incluso una parte de organizaciones de izquierda como el MST, el PCR y la CCC cruzaron toda frontera de clase para ponerse en actos comunes con la Sociedad Rural. Y otro sector de sindicalistas independientes que se alineó con el gobierno, diciendo que era el mal menor.

Esto debilitó la fuerza de lo que llamamos la ‘tercera posición’, que para nosotros es lo que había que levantar en esta crisis. Es decir, que ninguna de las dos fracciones que se enfrentaban por la renta expresaba un campo progresivo, y que la clase obrera tenía que terciar planteando un programa propio. Tenemos que disputar esta tercera posición, más allá de que sectores de la izquierda se hayan ido detrás de la Sociedad Rural. Está planteada esta disputa en los sindicatos, en los Centros de Estudiantes, en los cuerpos de delegados combativos. Y pensando que la división de los de arriba crea mejores condiciones para la lucha obrera. Si la clase obrera interviene será con un enemigo más debilitado.”


“Los invitamos a los que hoy no militan a hacer juntos una experiencia”

Raúl Godoy, dirigente del Sindicato Ceramista de Neuquén y dirigente nacional del PTS tomó la palabra para decir que “Lamentablemente somos muy pocas las organizaciones de izquierda que levantamos una política revolucionaria en esta crisis. Por eso les decimos compañeros que nos den una mano para impulsar esta política. Pero queremos más, queremos cambiar esta sociedad. Y para eso hace falta un partido revolucionario, como decía Lenin, el partido de los esclavos insurrectos. De los esclavos que se empiezan a organizar para romperse las cadenas.

Y muchos nos critican cómo nos limamos las cadenas. O nos dicen ‘mirá el tiempo que perdés limando las cadenas cuando podrías disfrutar de tu libertad yendo de un lado para el otro con tus cadenas’ . Nosotros sentimos eso cuando los compañeros nos preguntan para qué militar. Pero nosotros militamos porque sabemos que tenemos que construir un estado mayor de nuestra clase. Porque las revoluciones las hacen las masas, pero hace falta un partido para decir: ‘mirá, la podemos hacer de esta manera’. Porque un partido revolucionario tiene que condensar 150 años de experiencia del movimiento obrero, de los triunfos y las derrotas. Y por eso los invitamos a los que hoy no militan a hacer juntos una experiencia”


Ricardo, trabajador de salud

“Un partido de la clase”

Para mí de todo esto que venimos discutiendo se desprende una política. A la consigna de “Ni con el gobierno ni con las patronales del campo” me parece que hay que agregarle la discusión de la necesidad de un partido propio. A nivel nacional se da esta discusión. Dice el gobierno: “acá hay un proyecto nacional que lo tiene este sector de la burguesía, si ustedes señores burgueses del campo tienen otro proyecto, plantéense como partido”. Y nosotros a los trabajadores le tenemos que decir lo mismo, no vayamos detrás de ninguno de estos sectores, planteémonos como partido de la clase.


Obrera de Werthein

“Nos tuvo que tocar a nosotras para salir y que nos cambie el pensamiento”

Hay que tener en cuenta una cosa que es muy cierta. Nosotras antes no teníamos idea, no habíamos abierto los ojos, no todos los obreros han abierto los ojos. No todos miran de la misma manera que lo hacemos ahora nosotras. Nos tuvo que tocar a nosotras para salir y que nos cambie el pensamiento.

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