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PROVINCIA DE BUENOS AIRES

Scioli quiere restaurar los edictos policiales

La derecha reaccionaria levantó nuevamente la cabeza con el protagonismo de las figuras de la farándula, las que exigieron políticas de mano dura ya no sólo contra la “inseguridad ciudadana” sino también contra la “protesta social” de los trabajadores que luchan por sus reclamos, apelando a la necesidad de “reprimir” para acabar con el “caos”. Ni corto ni perezoso, el gobernador Scioli salió a defender a estos personajes “de buena fe”, que expresan “el sentido común del ciudadano medio” y están “preocupados por distintos temas de nuestro país” (Página/12, 15/11). Todo un signo de lealtad para con aquellos con los que compartió el festival de ricos y famosos de los ’90, y hoy se rasgan las vestiduras por los pobres con un cinismo ilimitado.

PTS

19 de noviembre 2009

La derecha reaccionaria levantó nuevamente la cabeza con el protagonismo de las figuras de la farándula, las que exigieron políticas de mano dura ya no sólo contra la “inseguridad ciudadana” sino también contra la “protesta social” de los trabajadores que luchan por sus reclamos, apelando a la necesidad de “reprimir” para acabar con el “caos”. Ni corto ni perezoso, el gobernador Scioli salió a defender a estos personajes “de buena fe”, que expresan “el sentido común del ciudadano medio” y están “preocupados por distintos temas de nuestro país” (Página/12, 15/11). Todo un signo de lealtad para con aquellos con los que compartió el festival de ricos y famosos de los ’90, y hoy se rasgan las vestiduras por los pobres con un cinismo ilimitado.

Con el aval de los Kirchner, Scioli asumió la agenda de la derecha y se dispone a enviar a la Legislatura un proyecto de reforma del Código Contravencional con el objeto de incrementar los poderes represivos del Estado para “recuperar la calle”. Después de reformar el Código Procesal Penal, eliminando prácticamente el derecho de excarcelación, este proyecto busca “ampliar” las atribuciones de la Policía Bonaerense para “controlar el espacio público” de personas que “exigen dádivas” y de aquellos que “porten cualquier tipo de arma …o de capucha” (Clarín, 14/11). Evidentemente, Scioli quiere terminar tanto con los chicos de la calle, los cuidacoches y los indigentes sin techo, como con las movilizaciones de los movimientos piqueteros y los partidos de izquierda. De ese modo, la Bonaerense podrá valerse legalmente de figuras como el “merodeo”, el “acecho”, la “portación de rostro” o la “averiguación de antecedentes” para ejecutar detenciones con entera arbitrariedad. Esta política reaccionaria supone la construcción de nuevas comisarías para arrestar a los futuros contraventores, amén de las 4 nuevas unidades penales y los 20 pabellones de máxima seguridad proyectados para seguir llenando de pobres las ya abarrotadas 39 unidades penales bonaerenses, que alojan más de 26.000 detenidos, de los cuales el 75% no tiene condena. A pesar del déficit en las cuentas del fisco, el afán por la mano dura de Scioli no escatima esfuerzos para financiar estas políticas represivas en desmedro de las necesidades de las grandes masas desposeídas.

En realidad, Scioli se propone restaurar los viejos edictos policiales para criminalizar la pobreza y regular la protesta social, tal como lo hicieron durante más de 40 años gobiernos militares, peronistas y radicales. El “merodeo” y el “acecho” reeditan las figuras de vagancia y mendicidad de los viejos edictos, anclados en la Ley de Vagos y Malentretenidos, sancionada en 1815 y ratificada en 1822 por Rivadavia, la que indica que “todo habitante de la campaña que no es propietario o portador de boleta de conchabo es considerado vago y malentretenido. Se lo destina a defender la frontera por 5 años …los vagos aprehendidos serán destinados inmediatamente al servicio militar por un término de … 10 años”. Derogados tras el fallo de la Corte Interamericana respecto del caso Bulacio, los edictos eran las facultades arbitrarias otorgadas a la policía para administrar el delito y explotar negocios ilegales, atributos que aún conserva en la práctica, como demuestran los 2.826 casos de jóvenes asesinados por gatillo fácil desde 1983, como registra la CORREPI. Es necesario levantar una gran campaña democrática con sindicatos, organismos de DD.HH., centros de estudiantes, movimientos sociales y partidos de izquierda, para desterrar de una vez por todas esta cruzada reaccionaria.

Miguel Raider

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