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EL SUBSIDIO POR HIJO Y LAS COLAS EN LA ANSES

“Es una ayuda, pero queremos trabajar...”

El gobierno lo esperaba, pero no era su deseo. Las pantallas de televisión estos días se llenaron de desocupados y madres con sus chicos en brazos en largas colas a la espera de conseguir una asignación. Las oficinas de la ANSES se convirtieron en muestrarios de una realidad que los índices del INDEC no pueden manipular.

Daniel Satur

12 de noviembre 2009

El gobierno lo esperaba, pero no era su deseo. Las pantallas de televisión estos días se llenaron de desocupados y madres con sus chicos en brazos en largas colas a la espera de conseguir una asignación. Las oficinas de la ANSES se convirtieron en muestrarios de una realidad que los índices del INDEC no pueden manipular.

Cuando la presidenta anunció que se darían $180 por hijo, muchos empezaron a revolver los cajones en busca de partidas de nacimiento. Desde hace una semana cientos de miles de personas pasaron ya por las sedes de ANSES. “Tuvimos que ampliar el horario y disponer gente extra para poder atender cómodamente a todos las personas que desean realizar el trámite”, comenta Gilda Rosa, responsable del operativo de inscripciones en Lanús, para quien este programa de “inclusión” será muy bien recibido por toda la población.

Para Manuel (20 años, desocupado, 2 hijos), la cosa no es tan feliz. “Pensaron que atendiendo a 200 por día era suficiente, pero ahora tienen que dar 500 números. Así y todo muchos tienen que volver al día siguiente”, comenta. Es el segundo día que hace la cola. El lunes llegó tarde para lograr ser atendido. Entonces decidió quedarse haciendo la cola hasta el martes, para asegurarse el primer número. “Yo vine el domingo a la tardecita para estar primera el lunes. Pero la nena no aguantó y me tuve que volver a casa. Recién pude venir hoy (por el martes) a las 4 de la mañana, y por suerte conseguí entrar”, dice Johana mientras Marianela, 2 años y medio, juega en sus brazos con una botellita de agua mineral.

No alcanza

Muchos manifiestan que, por primera vez, hay un trámite más o menos simple para conseguir unos pesos. Aunque a su vez reconocen que esos $144 (el plan es de $180, pero a cobrar el 80% ahora y el resto dentro de un año, si se cumplen algunos requisitos) son sólo “una ayuda”. “El gobierno podría dar mucho más. No queremos limosnas, queremos trabajar. Si plata hay, lo que pasa es que se la reparten entre ellos”, comenta Liliana mientra avanza cinco pasos, y agrega que “armaron las cooperativas de trabajo para el municipio por $1.400, pero muchos cobran y ni siquiera trabajan. Son arreglos entre los punteros”.

Los empleados de la ANSES ponen su voluntad para calmar algunas tensiones (frente a la pésima organización hubo huevazos el jueves pasado en Lanús y el martes cortaron calles en La Plata). Es que muchos de los desocupados, cuentapropistas, trabajadores y trabajadoras en negro que necesitan el subsidio hace rato juntan bronca. “Se va a pudrir todo si esto no se arregla”, pronostica Marcela (vendedora ambulante, 26 años, 2 hijos). “Si no dependemos de alguna ayuda como esta, ¿quién nos va a dar algo? Si los que más tienen son más ratas que los que menos tenemos”, agrega Liliana (24 años, 1 hija, ayuda a su mamá en un kiosco).

En las colas se generaliza una opinión que difiere de la de las autoridades de la ANSES. La funcionaria Gilda Rosa afirma que “hoy es muy difícil que se encuentre a alguien que no tenga algún beneficio, creo que se está haciendo mucho”. Para quienes tramitan el subsidio, por el contrario, cada vez hay más desocupación y pobreza. Alberto da el ejemplo con su propia experiencia. En los ’90 lo despidieron de una constructora. Hace cuatro años lo contrataron de otra empresa, “pero todo se paró” y ahora volvió “a las changas”. Con 50 años y dos hijos a cargo sigue luchando y dice que “si acá el gobierno no abre puestos de trabajo en serio, no estos planes, sino trabajo en serio, la cosa va a ser cada vez peor”.

Coordinación

El clima hace que muchos pasen la noche con incomodidad y frío. La pantalla de TN, cínica y sensacionalista, muestra a una mujer llorando en una de las colas. “A veces uno se tiene que andar humillando por poca plata, y no es así”, dice. A su lado otra mujer comenta que, al ver la situación por TV, se sensibilizó y se acercó a entregarles unas cajas de leche para los chicos.

Si este nuevo plan de contención resulta “exitoso” (alcanzando, como se anunció, a 5 millones de pibes), la misma realidad mostrará los datos que desmientan los dibujos del INDEC (para quien “en total” sólo hay 5 millones y medio de pobres).

Las contenciones de este gobierno, si bien pueden ser un alivio para los sectores más desprotegidos, también naturalizan y mantienen la superexplotación, el trabajo en negro y el desempleo, las bases sobre los que se asientan las fabulosas ganancias de los empresarios.

Por eso se hace necesaria la coordinación entre ocupados y desocupados, para luchar juntos por eliminar la miseria y la pobreza. Las Comisiones Internas, los Cuerpos de Delegados antiburocráticos y los movimientos de desocupados pueden y deben luchar en común por trabajo genuino, vivienda, salud y educación para todos. En primer lugar se debe implementar de forma inmediata un subsidio de $2000 por mes para todos los desocupados. Y tenemos que imponerles a la CGT y la CTA la pelea por un gran plan de obras públicas, empleando a todas las manos disponibles, y por el reparto de las horas de trabajo, con salarios equivalentes a la canasta familiar, hoy en $4.300. Medidas que deben ser garantizadas mediante el no pago de la deuda externa, el impuesto a las grandes fortunas, la expropiación de los recursos naturales (incluyendo la tierra de los grandes terratenientes), la nacionalización de la banca y el fin de los subsidios a los capitalistas.

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