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Neuquén

Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer

PTS Neuquén

18 de mayo 2009

Desde 1987 esta fecha establecida en el V Encuentro Internacional de Mujer y Salud realizado en San José de Costa Rica, las mujeres del todo el mundo reafirmamos una vez más que nuestra salud y nuestros cuerpos no son mercancía.

El derecho a la salud es un derecho elemental, lo que hace pensar en la necesaria accesibilidad a una atención de calidad y acorde a la situación de salud/enfermedad de cada persona, sí o sí. Pero podemos decir que, en lo que se refi ere a la salud de las mujeres, los Estados, la Iglesia y los gobiernos de turno no garantizan este derecho pese a las leyes, convenciones y tratados internacionales que tanto sacan a relucir cuando intentan pintarse de “progresistas”.

Hoy en Argentina la primera causa de muerte materna son los abortos clandestinos, 500 son las mujeres que mueren por año por las consecuencias de prácticas abortivas en condiciones de insalubridad. Las que mueren son las más jóvenes y más pobres. El derecho a la anticoncepción y la educación sexual para prevenir embarazos indeseados, abusos sexuales intrafamiliares y en consecuencia los abortos clandestinos, son aún un derecho negado que se cobra la vida de miles de mujeres. En Neuquén, una provincia con una población joven demográfi camente alta, las cifras de los embarazos en mujeres jóvenes es muy alta. ¿Habrán elegido la maternidad?

El reclamo por nuestros derechos sexuales y reproductivos encuentra en los fundamentalismos de la Iglesia su mayor obstáculo ya que se oponen a que las mujeres decidamos sobre nuestros propios cuerpos, a que recibamos información, demonizando a aquellas que abortan o que eligen algún método anticonceptivo. Ya son conocidas las opiniones del Papa en contra hasta del uso del preservativo. En nuestro país muere 1 mujer cada 3 días, víctima de la violencia, y para las que sobreviven y la padecen a diario, esta violencia se evidencia en sus consecuencias tanto psíquicas como físicas.
La violencia contra las mujeres, la feminización de la pobreza, la falta de acceso a la educación entran en juego cuando vemos el aumento de mujeres infectadas con VIH/SIDA siendo alarmante la cada vez menor edad de las mujeres infectadas.

Las lesbianas no son siquiera tenidas en cuenta a la hora de hablar de derechos a la salud, ni siquiera se les pregunta acerca de su propia sexualidad para delinear una atención incluyente y sin discriminación. Pero ¿quienes están detrás de la falta de accesibilidad de las mujeres a recibir atención adecuada a nuestros deseos y necesidades de salud? Nuevamente diremos: el Estado y la Iglesia. Cada uno con sus acciones aporta su “granito de arena” para que las mujeres sigamos sin ser reconocidas como sujetas de derechos.

Por sus relaciones políticas y económicas la Iglesia logra que sus prejuicios patriarcales y retrógrados prevalezcan sobre la razón. La razón nos dice que la situación de la salud de las mujeres en los países de América Latina es pésima y que las medidas epidemiológicas y de prevención deben ser urgentes y regirse por la realidad, no por las creencias de un sector religioso. Por otro lado, El Estado, los gobiernos de turno tanto nacional como provincial, llevan adelante desde hace años un vaciamiento de la salud pública que tiene consecuencias no sólo para las mujeres sino para toda la población. La salud de las mujeres trabajadoras es también un indicador para observar cómo se combinan la explotación y la opresión contra las mujeres, degradando su salud frente a las malas condiciones de trabajo y salariales, soportando accidentes laborales, stress, mobbing, etc.

Cuando las mujeres hablamos de nuestra salud y de cómo conquistar nuestro derecho a decidir sobre ella, necesariamente tenemos que politizar nuestro reclamo, porque los y las responsables son políticos.
En plena campaña electoral creemos necesario que las mujeres prestemos atención a las y los que hablan como de costumbre, en nombre del bien común. Los reclamos y luchas de las mujeres son tomados por los partidos del régimen para dar muestras de “equidad de género”. Pero ni Cristina, ni Sapag / Pechen, ni las mujeres que se dicen la “oposición” burguesa (Carrió, Micheti, entre otras) no dejan de besarle las sotanas a Bergoglio y a toda la curia oponiéndose al aborto e incluso a la vasectomía, la ligaduras de trompas y la educación sexual.

Estas candidatas son las que nuevamente gobernarán para los patrones, los que se llenaron de plata durante los años de crecimiento económico a expensas de la explotación y la pobreza de miles.
Decimos que plata para garantizar nuestros derechos hay, y está en los recursos naturales de nuestra provincia y de nuestro país. No puede ser una excusa ahora la crisis para que las mujeres paguemos con más calamidades y violencia. Es necesario tomar en nuestras manos la lucha política por los derechos de las mujeres de nuestra clase y del pueblo pobre que necesita viviendas, trabajo, salud y educación. Por eso desde Pan y Rosas llamamos a todas las mujeres a organizarse, a exigir basta de que la Iglesia se meta en cuestiones de derechos, a arrancarle al Estado todos y cada uno de nuestros reclamos para acceder a una salud gratuita, de calidad, sin discriminación de raza o elección sexual para las mujeres.

Prensa

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