Esta campaña permanente por la expropiación definitiva de Zanon ya lleva más de dos años en las calles y en la web, cobrando vida en los más diversos formatos, soportes y la permanente búsqueda por fusionar forma y contenido en la producción artística.

Afiches, stickers, graffittis, intervenciones urbanas de todo tipo, son algunas de las formas en las que nos podemos encontrar con “La Obra”. Es una manera de expresar toda la solidaridad y el apoyo de artistas y estudiantes a la clase obrera que se organiza, lucha y hace posible “lo imposible”. Nace de la síntesis dialéctica que propone el juego de palabras de la frase principal, que luego da nombre a la campaña en el 2006, en una asamblea de artistas y obreros, que llamaban del Centro de Estudiantes de Bellas Artes de Neuquén.

En esa asamblea nos encontramos con gente que hacía de todo: teatro, poesía, danza, títeres, video, performances, instalaciones, pintura, de todo… y realmente nos pasó algo muy grosso después de que los mismos obreros de Zanon nos dieran una majestuosa síntesis del concepto de plusvalía, el significado de la expropiación de los centros de producción de bienes sociales y su puesta al servicio de las reales necesidades del pueblo. Hablando desde una experiencia real como es la de Zanon, que anda y es alternativa al modelo que nos vende como “única posibilidad” el capitalismo, que hoy, otra vez, manifiesta una de sus mayores crisis, poniendo en debate su vigencia, en el corazón mismo del sistema, los EEUU.
Ahí coincidimos en que desde lo que hacemos los y las artistas, podíamos trabajar de manera ambiciosa y permanente, para colaborar en responder a la altura de la situación y enfrentar los ataques del Estado, que durante 7 años cobraron mil formas. Pero sobre todo, disputar el apoyo masivo de toda la sociedad hacia los obreros que hacen andar la Fábrica Sin Patrón y demostraron que sin el patrón no sólo se puede, sino que se trabaja mejor.

En este marco el gobierno determina mil “tácticas mediáticas” para disputar y convencer a la opinión pública de que la salida de fondo no es la expropiación, sino cualquier otra variante como la compra de los créditos privilegiados pagando la deuda del viejo Zanon. O que los y los ceramistas saquen un crédito que no terminarían de pagar ni sus bisnietos e ir al remate. Todo para no ir por la de fondo; que es aprobar el proyecto de Ley de Expropiación de Zanon de los y las ceramistas, para poner la fábrica al servicio de la comunidad mediante un plan de obras públicas y generar más puestos de trabajo.

Debatimos mucho sobre cómo construir un aporte a la defensa de esta gesta obrera, porque pintaba nuevamente una “amenaza de desalojo” en aquel entonces, al igual que hoy que se vence el plazo para funcionar como cooperativa y otra vez más de 400 familias pueden quedar en la calle. Pensamos que podríamos tener una “llegada masiva” con un mensaje corto y claro si poníamos todos lo artistas coordinados, nuestras producciones como otra expresión de apoyo al control obrero, en lugares claves de la “vida urbana”: paradas de bondi, los bondis mismos, esquinas claves, portones olvidados, paredes, etc. Instalar una especie de “contra campaña” que les marcara el terreno y dar la pelea en nuestra “arena”, la calle y con nuestra “Arma Mortal”: el arte. Que las obras debatieran con la gente, ahí, donde la gente anda. Expropiación es Devolución, es Evolución y es Revolución. Creemos, humildemente, que es una suerte de “portal a pensar un nuevo mundo”, para los y las libres pensadores y pensadoras que desafían la miseria de “lo posible”.

Lo posible, está -históricamente- impuesto por la burguesía como clase dominante, y es ahí donde queremos pegar duro desde la imagen y la lógica urbana, que naturalmente cuestiona siempre la normatividad. Expropiar Zanon ¿es imposible? Hace pocas semanas asistimos a la “Expropiación” de Aerolíneas; que se resolvió en sólo 15 días, porque era para salvar a Marsans, el empresario vaciador. Aunque para muchos parezca mentira o imposible, expropiar no es el problema, el tema es a quién se beneficia.

Por eso en el caso de la Cerámica Zanon, todo cambia. Acá “se pone brava la cosa”, porque expropiar Zanon podría dar señales claras a los trabajadores de que los medios de producción (que en todos los países del mundo se levantaron sobre la especulación, la sangre obrera, la corrupción estatal y empresarial y la explotación capitalista); se deben expropiar, en el transito a una sociedad sin explotados ni explotadores. Expropiar Zanon, además, devela uno de los más grandes robos de la historia, la propiedad privada.

El viejo Zanon se armó la fabrica en Neuquén, gracias “…a las buenas condiciones para la inversión extranjera y garantías de mercado…” que los milicos de la dictadura garantizaron a los inversores, bancos y fondos buitres, a sangre, muerte, desaparición y tortura de miles de compañeros y compañeras que militaban por transformar la sociedad.
Ese dinero es nuestro. Esa fábrica, como la gran mayoría de las fábricas y mega negocios, se levantó con dinero robado al pueblo trabajador. Los primeros “expropiadores” son Zanon y el estado burgués. Por eso expropiación es devolución.

Hoy, ésta campaña por la expropiación es patrimonio cultural del activismo en todo el país y el extranjero. Y desde agosto del 2008 se fusionó fuertemente con cientos de iniciativas culturales y artísticas en la asamblea de artistas, estudiantes y trabajadores de la cultura, por la Expropiación de Zanon bajo Control Obrero, potenciándose enormemente desde ese espacio, al que los y las mismas artistas denominaron como “un agrupamiento histórico”, que empieza a dar forma a un espacio político para los sectores del arte y la cultura.