La patronal de Firestone se mantiene firme en su postura frente al justo reclamo que demanda la reincorporación de los más de 80 trabajadores despedidos a fines del 2003. Ni siquiera acepta el fallo del Ministerio de Trabajo que le exige la reincorporación de todos los despedidos y el respeto de un convenio firmado años atrás. Es que la patronal se apoya sobre las mismas leyes que perdonan a los empresarios y castigan diariamente a los trabajadores, que los “salvan” con la aplicación de multas de sumas de dinero insignificantes, frente a los millones que embolsan estos pulpos. Es así como Firestone en su afán de avanzar sobre las conquistas de sus trabajadores, le hace la vista gorda a este tipo de presiones.
La revista El Economista (enero 2004) refleja algo que ya imaginábamos: la japonesa Bridgestone-Firestone es una de las corporaciones que más dinero gana en el país. Y lo hace sobre la base de mayor explotación, despidos masivos, aprietes constantes a los trabajadores y sus familias, refuerzos de seguridad privada traída del exterior, rebajas salariales y división entre efectivos y contratados.
En el transcurso de los últimos dos meses, los obreros realizaron diversas manifestaciones, desde actos, peñas, marchas, la instalación de una carpa en la puerta de la fábrica hasta reuniones en los Ministerios. Se puede decir que el conflicto tomó una dimensión muy importante, donde los obreros y sobre todo los despedidos protagonizaron una dura pelea que hasta el momento no pudo torcerle el brazo a la patronal.


¿Que está faltando?


Un verdadero plan de lucha. Una política que comience a golpear sobre los verdaderos intereses de la patronal. Hace falta un paro de actividades garantizado con piquetes de trabajadores en las puertas, donde se convoque a todas las organizaciones obreras y populares para acompañar la medida, donde no se mueva nada ni salga un solo neumático a la calle, que sea por tiempo indeterminado, hasta conseguir la reincorporación de todos. Es decir, verdaderas acciones políticas de los trabajadores contra la patronal.
Desde nuestro punto de vista, el Sindicato SUTNA/CTA no tiene planteado este tipo de pelea. Los dirigentes llevan el conflicto por el camino que más les gusta andar: el de la presión a los Ministerios de Trabajo y Justicia, como única vía posible de solución. No estamos en contra de utilizar estas instancias, pero sí lo estamos si no es acompañado por una lucha a la altura de las circunstancias.
No será posible ganar sin pelear contra los intereses de Firestone, sin medidas que le ocasionen pérdidas de dinero y desabastecimiento de productos en el mercado. A la dureza de la patronal hay que responderle con la dureza de los trabajadores, por eso insistimos en que se tiene que cambiar el rumbo de la lucha. De lo contrario no sólo se tornará cada vez más difícil la reincorporación sino que serán todavía más los despedidos que se seguirán desmoralizando (por la falta de expectativas que despierta el SUTNA) y optando por agarrar la indemnización que ofrece la patronal.