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Una nueva fuerza política y social

17 de septiembre 2004

Producto de la campaña antipiquetera y de la creciente represión, los movimientos de desocupados opositores quedaron aislados y a la defensiva. Esto se explica no sólo por el giro a la derecha de un sector de las clases medias, base social del discurso de Blumberg sino también porque la pequeño burguesía democrática se mantiene aún expectante y ajena, procesando pasivamente la realidad del gobierno y temerosa de que el activismo favorezca a la derecha. Los estudiantes –que en distintos momentos de la historia han sabido ser la capa sensible de las clases medias- son parte del quietismo general sin constituir una oposición activa a la actual política oficial. Pero el mismo gobierno sabe que al pasarse de la relación de fuerzas por derecha está abierto un flanco izquierdo que puede servir de apoyo social para las luchas de los trabajadores y el pueblo pobre.
Los movimientos sociales, los trabajadores y los luchadores necesitamos oponer una política común en defensa de las libertades democráticas, por la libertad de los presos políticos y contra toda intentona represiva. El frente único obrero y la unidad de acción con todos los que se opongan a la represión está a la orden del día.
Por otro lado, las luchas de sectores de la clase obrera ocupada marcan una tendencia a la recomposición y a la acción reivindicativa –sobre todo por el salario, en defensa de las fuentes laborales y las condiciones de trabajo- que plantea una posibilidad de reorganización de las fuerzas de los trabajadores y de los luchadores. No hay que confundirse y señalar claramente que esta recomposición es aún inmadura políticamente como para ejercer atracción sobre otras franjas sociales. Pero en su acción independiente está la condición para empezar a oponer una fuerza a los golpes que intentan dar el gobierno y la burguesía y la posibilidad de recomponer la alianza con los sectores populares medios. A la Argentina de la "mano dura" que propone Blumberg, hay que oponerle la voluntad combativa de poner en pie una nueva fuerza política y social revolucionaria. Y esto es lo que nos proponemos desde el PTS.
Es en esta perspectiva, que planteamos la necesidad de recuperar las organizaciones obreras de manos de la burocracia, la pelea por sindicatos militantes que busquen la unidad con los movimientos piqueteros en la lucha, el impulso de un movimiento único de desocupados opositor al gobierno; e incluso, la constitución de un frente político de los trabajadores para avanzar en la lucha por la independencia de clase, tarea para la cual llamamos a la izquierda clasista a dejar de lado toda política vacilante como la que llevó -en el caso del PO- a participar de las primeras marchas de Blumberg.
Hay que organizar de forma independiente a la clase obrera ocupada y desocupada. Mucho más cuando el miedo intenta ser instalado en las filas de los luchadores y la cooptación se ofrece –desde el gobierno- como chantaje para no ser víctima de la represión. Evitando caer en la provocación y el petardismo, preparando la intervención en la lucha de clases con seriedad y conciencia, pero también con voluntad de organización para enfrentar la represión ahí donde sea necesario. Hay que aprovechar las luchas existentes y la dureza del régimen como una escuela de combate para forjar una nueva vanguardia militante de los trabajadores y el pueblo sin ilusiones pacifistas ni de conciliación con la democracia burguesa.

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