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Internacionales

Nuevo plan de “paz” en Medio Oriente

Una “hoja de ruta” contra la Intifada palestina

9 de junio 2003

Según la “hoja de ruta” propuesta por Bush, a cambio del fin de la intifada y de una “reforma” de la dirección palestina, Israel se retiraría parcialmente de los territorios que actualmente mantiene bajo ocupación militar y desmantelaría los asentamientos de colonos que se construyeron a partir de marzo de 2001. La culminación sería el establecimiento de un seudoestado palestino en el año 2005, que como plantea un analista “tendría aproximadamente la mitad del territorio que el ex primer ministro Ehud Barak discutió ceder a los palestinos hace sólo tres años”. (The Christian Science Monitor, 4-6). Este plan reaccionario que cuenta con el consenso de la Unión Europea, las Naciones Unidas y Rusia, no es más que un nuevo intento de legalizar la colonización sionista del territorio histórico palestino.
Para empezar las negociaciones, Bush y Sharon exigieron un “cambio de régimen” en la dirección palestina. Es que para el imperialismo y sus aliados sionistas, Arafat ya no era confiable, porque a pesar de las enormes concesiones que hizo, era más permeable a las presiones de las alas radicalizadas de la intifada como Hamas, Jihad Islámica y las brigadas armadas de Fatah.
El nuevo interlocutor, el primer ministro Mahmud Abbas, es una de las figuras más proimperialistas de la Autoridad Palestina y un enemigo reconocido de la segunda intifada.
Abbas se comprometió en la cumbre a “usar todos los recursos para poner fin a la militarización de la intifada” y a establecer “una autoridad política única, con las armas sólo en manos de los que tienen la responsabilidad de hacer cumplir la ley y el orden”, a la vez que declaró que “seremos socios plenos en la guerra internacional contra el terrorismo”. (Washington Post 4-6-03). Como plantea un analista palestino “es difícil ver lo que queda, después de todo lo que concedió Abbas”. Abbas está tratando de negociar un cese al fuego con Hamas, Jihad Islámicas y otros grupos, lo que hasta el momento parecía difícil. Pero si no logra desarmar a las brigadas, intentará reprimir a los sectores palestinos que se opongan a esta entrega.
Por su parte Sharon, con el apoyo de Bush, sólo se comprometió a desmantelar algunos de los asentamientos “ilegales”, que son sólo un puñado de campamentos instalados recientemente sobre todo en la Franja Occidental. Esta concesión mínima deja intacta la mayoría de los asentamientos en territorio palestino, donde viven alrededor de 200.000 colonos judíos, que el estado sionista intentará incorporar a sus fronteras definitivas.
Para Bush y Sharon, la clave del plan está en que “un estado palestino democrático completamente en paz con Israel, asegurará y promoverá la seguridad a largo plazo y el bienestar de Israel como un estado judío”, es decir, el reconocimiento explícito del carácter racista del estado sionista, que implica la negación al justo derecho al retorno a sus tierras de los millones de refugiados palestinos.

FUERA EL IMPERIALISMO DE MEDIO ORIENTE
Para Bush es clave desactivar la lucha de liberación del pueblo palestino para avanzar hacia una mayor estabilidad en la convulsionada región, atravesada por un profundo sentimiento antinorteamericano y por las contradicciones de la difícil postguerra iraquí, que puede dar lugar a nuevos fenómenos de resistencia.
La aplicación de la “hoja de ruta” tiene como objetivo obligar al pueblo palestino a renunciar a sus derechos democráticos más elementales como la autodeterminación nacional y el derecho al retorno de los refugiados, expulsados por la colonización israelí. Esta colonización comenzó en 1948 con la fundación del estado de Israel sobre la base de una limpieza étnica y la expulsión de la población árabe. A lo largo de su historia el estado sionista, apoyado por el imperialismo, persiguió una política expansionista a través de guerras, del asentamiento de colonos y de la ocupación militar directa. La autoderminación nacional del pueblo palestino es incompatible con la existencia de este enclave racista e imperialista y sólo será posible sobre la base de la destrucción del estado de Israel. Para los pueblos de la región el sufrimiento del pueblo palestino bajo la ocupación sionista es comparable ahora con la humillación de Irak bajo la colonización norteamericana. Más que nunca es necesario que la bronca de las masas musulmanas se transforme en movilización y en unidad revolucionaria para expulsar al imperialismo de Irak y de todo Medio Oriente y enfrentar a sus gobiernos reaccionarios, en el camino de conquistar una verdadera emancipación de toda opresión y explotación.

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