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Un Mega, o Giga… negocio para las telefónicas 

La medida oficial que declara “ilegal” a Fibertel fue muy bien recibida por los monopolios que se quedaron en los ‘90 con el remate de la vieja ENTEL.

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2 de septiembre 2010

Un Mega, o Giga… negocio para las telefónicas

E incertidumbre para los trabajadores

La medida oficial que declara “ilegal” a Fibertel fue muy bien recibida por los monopolios que se quedaron en los ‘90 con el remate de la vieja ENTEL.

En Argentina hay casi 500 prestadores de Internet. Pero Speedy (Telefónica) acapara el 32% del mercado, Arnet (Telecom) el 30%, Fibertel (Clarín) el 25% y entre todas las demás se reparten el 13% restante.

La empresa de Clarín logró semejante posición gracias a un decreto firmado por Kirchner en 2007 que permitió la fusión de Cablevisión y Multicanal. Hoy el “divorcio” entre el gobierno y los Noble-Magnetto devino en una excelente oportunidad para las telefónicas, que siguen de luna de miel con el gobierno.

Más allá de los spots publicitarios, ni en la medida adoptada por la presidenta ni en la defensa de sus negocios que hace Clarín están presentes los miles de trabajadores que todos los días se hacen la misma pregunta ¿Fibertel puede desaparecer?

Son en su mayoría jóvenes, que desde temprano salen a la calle, suben a los techos, trepan a los postes, entran en las casas, conectan, instalan, desconectan y reparan. Están en los despachos, en los call centers, en administración y redes.

Y también están los tercerizados que trabajan para Fibertel. No se cruzan con los de planta, no comparten tareas ni reciben el mismo sueldo. Están peor, pero hoy comparten la misma inquietud.

Pedro trabaja en la empresa y dice que desde que el tema está en los medios para ellos hay más dudas que certezas.¿Qué pasará con su fuente laboral?

Esta semana llegaba a trabajar y Marcos le comentó que la empresa los reuniría para hablar del tema. Al final de la jornada los gerentes explicaron frente a todos lo mismo que dicen por la tele. Hablaron de la legalidad de la empresa y de la prepotencia del gobierno.

Rabioso, un gerente insistió en que el kirchnerismo no pudo demostrar que los hijos de Ernestina fueron apropiados, y que tampoco pudo avanzar en expropiar Papel Prensa. “Por eso hay que decir basta al pasado y pensar para adelante”, decía. Y aclaró que Fibertel cuenta con dos licencias a las que, si quisiera, podría pasar el millón de usuarios que tiene. Pero se sinceró y dijo que hacerlo significaría mostrar debilidad.

Los trabajadores escuchaban. Otro directivo, para tranquilizar, dijo que “hay Fibertel para varios años más” y se entusiasmó hablando de las millonarias inversiones que ya están en marcha. Seguían escuchando.

Enseguida el jefe los miró y les pidió que firmen una solicitada en apoyo a la empresa. Aclaró que no era obligatorio, pero insistió en la importancia de tomar postura. O se está con el gobierno, o con Clarín.

El silencio duró poco. Un trabajador lanzó la pregunta: “¿Qué pasa si hay despidos? ¿Qué piensan hacer para impedirlos?”

La respuesta no le dio tranquilidad a nadie. “Eso no va a pasar”, dijo el gerente, “y si es así, veremos más adelante”.

Un instalador fue más concreto: “esto es una guerra entre el grupo y el gobierno, pero nadie habla de los trabajadores”.

El jefe de sector respondió enseguida que si no existiera Clarín o La Nación, la gente no se enteraría del enriquecimiento ilícito del gobierno, del Indec o las patoteadas de Moreno.

El operario remató argumentando que “ni el grupo Clarín ni Canal 7 dicen nada sobre la situación y los conflictos de los trabajadores”.

La solicitada no la firmó casi nadie. Pedro y Marcos se fueron con la misma sensación que todos, la incertidumbre. Pero quedó claro para la mayoría que la disputa gobierno-Clarín no tiene nada que ver con ellos.

La nacionalización de toda la infraestructura y los servicios de las telecomunicaciones es la única forma de que las mayorías trabajadoras accedan a un servicio realmente público y eficiente para comunicarse, trabajar, estudiar y entretenerse. Las empresas capitalistas “servidoras” sólo están interesadas en lucrar con los cables y las señales, dada su ganancia extraordinaria por los bajos costos de producción y las altas tarifas. Expropiando a esos capitalistas, sin indemnización alguna, y poniendo las empresas en manos de sus trabajadores se podrá lograr un desarrollo tecnológico que se traduzca en un servicio con costos muchísimo menores a los actuales y una gran red universal de flujo digital. Algo que sólo podrán hacer los trabajadores, recuperando sus sindicatos y luchando contra los empresarios y el gobierno que beneficia a sus capitalistas amigos.

Laura Torrente y Daniel Satur

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