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Informaciones Obreras

Triunfo de los trabajadores de limpieza del Subte (TAYM): Los sin nombre

17 de marzo 2005

Educados en esa escuela que es la explotación cotidiana, los trabajadores de TAYM fueron aprendiendo. Asimilaron en silencio las luchas que dieron los trabajadores del subte. Interpretaron en ella el camino para enfrentar a la burocracia y la patronal y así se hermanaron con el Cuerpo de Delegados buscando en él la dirección de la que carecían.

Comenzaron a organizarse y esta organización les implicó el despido de sus compañeros más representativos. Sin saberlo, ese día, cerca de Navidad, los Roggio habían destapado la válvula del odio de clase contenido durante años y una combatividad nueva y excepcional aparecería en el subte llevando el nombre de TAYM que, junto con el apoyo del Cuerpo de Delegados del Subte, conseguía reincorporar a sus compañeros.

Luego los trabajadores de la limpieza retribuirían la solidaridad en la huelga de febrero de Metrovías movilizando cientos de compañeros y haciendo piquetes para bancar el paro en las cabeceras.

Los precarizados nos dejaban una primer enseñanza: cuando los sectores más castigados del movimiento obrero despiertan a la lucha ofrecen una combatividad potente, liberando la energía que por años no pudieron desplegar.

Pero la lucha de TAYM resalta también por otras cuestiones. Para conseguir lo que consiguieron debieron darse un programa y una organización que marcan una perspectiva para enfrentar a las tercerizadas.

El programa que reclamaba, dejar de ser trabajadores de segunda, no podía concretarse si no se lograba que TAYM y el SUBTE se convirtieran en un mismo cuerpo, rompiendo así, la falsa división impuesta. Este logro es tal vez más importante que las reivindicaciones conseguidas, porque la unidad de las filas obreras abre un camino estratégico para que el movimiento obrero argentino pueda avanzar en sacarse de encima a la burocracia sindical.

Es lo opuesto a lo que hace Moyano que en su afán de obtener nuevos afiliados, en una misma unidad de trabajo como los hipermercados, no une sino que divide por “oficio” a un sector de trabajadores y deja a la deriva a otro. O la de la “progresista” CTA que, en gremios donde no tiene peso, siempre en vez de luchar por la unidad de todos los trabajadores busca formar gremios paralelos.

Los trabajadores de TAYM no fueron pasivos en construir la unidad necesaria. Comenzaron organizándose junto al Cuerpo de Delegados y fueron formando sus asambleas donde llegaron a participar más de 100 trabajadores. En ellas escucharon pero también opinaron cómo luchar. Absorbieron la democracia de base y ésta los fortaleció. Cuando la burocracia de maestranza se presentó desesperada la echaron al grito de “a vos quien te votó”.

El ejemplo de TAYM Subte ya empezó a expandirse. Ahora son los trabajadores de TAYM del Ferrocarril Urquiza los que están saliendo a la lucha reclamando pasar al convenio de la Unión Ferroviaria.

En el Subte, será preciso avanzar en una organización común y seguir luchando para que todos pasen a Metrovías para borrar del todo la división entre trabajadores de primera y segunda.

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