Santo: Las elecciones fueron normales, pensamos que iba a haber problemas como hace dos años, cuando no nos dejaron intervenir. Pero hemos ganado, y no sólo nosotros, sino los compañeros que en forma masiva se han volcado a votar. Los compañeros ahora esperan de nosotros lo mejor. Es importante que estemos unidos.
Luis: Nuestros compañeros se acercaron masivamente. Hubo mucha gente que no se acercaba a votar y ahora sí lo hicieron. A mí muchos compañeros me planteaban que nos apoyaron porque en estos dos años se habían sentido defraudados. Las promesas no se cumplieron, los ritmos de trabajo subieron mucho en planta, la Verde no hizo nada por los despidos, eso los compañeros lo vieron. Jamás hablaron con la gente, porque arreglaban directamente con la patronal.
Marcelo: Hay compañeros que nos vinieron a plantear que nos veían capacitados, decididos a pelear por ellos. A mí un compañero me vino a decir que nosotros sí íbamos a discutir cara a cara con los gerentes. Conociéndolos a Leo y Katy, que siempre lucharon por los trabajadores, eso les dio más confianza. Entonces nos sentimos más fuertes. Creo que eso pensó la mayoría de la gente que nos votó, y muchos compañeros que votaban a la verde ‘se dieron vuelta’, porque hicieron una experiencia en estos dos años.
Catalina: Lo diferente de estas elecciones es que hubo mucha militancia entre los compañeros y el esfuerzo que hubo para que triunfara nuestra lista.

Dos años de persecuciones
Catalina: Los compañeros ven en la lista a un grupo de trabajadores honestos, que no van a traicionar y enfrentan a la patronal y la burocracia por los derechos obreros. Pero además, en estos años los compañeros que enfrentábamos los ataques de la empresa y peleábamos por los derechos obreros sufrimos persecución y ataques, como mi despido que tras una dura lucha revertimos, o el de Estela Macaroff, que sigue peleando por su reincorporación, o los compañeros Morelli y Oviedo, también echados por Pepsico por organizarse junto a nosotros contra la prepotencia de esta multinacional.

El golpe de las máquinas
Betty: Mirá, cuando yo empecé eramos 35 personas. Se fue bajando. En mi sector quedaron cuatro obreras, después tres y ahora dos. Y son 100 golpes que te manda la máquina, 100 paquetitos que caen por minuto. Así trabaja Pepsico. Y eso te afecta, yo le decía ayer a la secretaria de planta, que nosotros tenemos otra vida afuera. Y además somos madres, y tenemos que planchar, o lavar, y terminamos agotadas. Si vos ponés más personas por máquinas no habría tantas compañeras agotadas. Con mis compañeras queremos resolver esto.

Debutó con un paro solidario
Las obreras y obreros de Pepsico Snacks pararon el lunes, en la jornada de lucha y repudio por el crimen de Carlos Fuentealba.
Santo: El lunes fue el paro. No se paraba por un ideal particular, de una lista o un color. Tenemos que ser solidarios ante un hecho así, dejando de lado cualquier partidismo, y así ocurrió. Nos reunimos todos los trabajadores, y además del paro hablamos con nuestros compañeros, en forma masiva. Y hemos recibido de todos ellos el aplauso, que también era un aplauso a la gestión, al camino que tenemos por delante.
Leonardo: Nos tocó debutar con la jornada de lucha por el crimen de Fuentealba. La leímos en asamblea y la gente la aplaudió y la aprobó. Las fronteras entre distintos gremios se tienen que borrar. Ahora en la zona norte está el conflicto de FATE, y las internas que no están vendidas tenemos que apoyar estas luchas.

Una herramienta para organizarse y luchar
Luis: Uno de nuestros puntos es sobre los compañeros contratados, pelear por su efectivización, que a ellos les paguen los premios que nos pagan a nosotros, porque ellos están trabajando a la par de nosotros, y se merecen recibir lo mismo.
Los nuevos delegados se reunieron para discutir estos primeros pasos, pero saben que su fortaleza está en la inmensa cantidad de trabajadores que los apoya. "Nosotros ya empezamos a manejarnos distinto, con asambleas, no como se manejaban ellos", aseguran. Los compañeros de la nueva interna quieren cambiar la historia en la fábrica. Enfrentar los ritmos infernales que quiere seguir metiendo la empresa, superar las divisiones entre efectivos y contratados, organizarse democráticamente no sólo adentro de la fábrica sino con otros sectores obreros. Una pelea a la que quieren sumar a todos sus compañeros.