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Informaciones Obreras

Encuentro obrero del 2 de abril: Debates

Tres alineamientos en los sectores combativos

6 de abril 2005

Además de las organizaciones sindicales, delegados y activistas ya nombrados, todo el arco de la izquierda apoyó el Encuentro Obrero. Estuvieron la CCC-PCR con la presencia de Amancay Ardura, el PC, el MST, el PO con Néstor Pitrola, la delegación obrera del PTS con José Montes del Astilleros y otros dirigentes obreros de la dirección nacional, el MAS y todos los grupos pequeños, sin excepción. Pero a pesar de la amplia diversidad de corrientes políticas, en el Encuentro se pudo identificar, a grandes rasgos, tres posiciones centrales o bloques, aunque cada uno de estos no sea un todo homogéneo y a su interior se encuentren, a su vez, matices de diferencias entre sus componentes.

El clasismo en el Encuentro

La corriente más clara la constituyó la fuerte delegación de Zanon y el SOECN. Vinieron con mandato de asamblea. La moción de Zanon planteaba que, en primer lugar, en pos de una “coordinación efectiva” y para darle continuidad al Encuentro se constituya “una Mesa de Enlace o como la decidamos llamar” (se acordó constituirla como Comisión de Enlace). En segundo lugar, propusieron que el próximo Encuentro “sea abierto a todos los trabajadores y donde se privilegie el mandato de la base, sea por medio de asambleas o con mociones avaladas por firmas de los trabajadores”. Y tercero, la propuesta a todas las organizaciones combativas del Encuentro a “impulsar un periódico obrero nacional que pueda llegar por decenas de miles a cientos de empresas y lugares de trabajo en todo el país, para trasmitir nuestras experiencias de organización y lucha, apoyar activamente los conflictos y difundir las ideas de independencia de clase y autoorganización contra la patronal, la burocracia sindical y el gobierno”.


Varias organizaciones y delegados independientes de la alimentación, metalúrgicos, automotrices, aceiteros, ferroviarios, telefónicos, estatales y docentes, entre otros, fueron solidarios con la moción que la delegación ceramista trajo como mandato de asamblea, aunque debido al funcionamiento del Encuentro en el que no se votaba ni en el plenario ni en las comisiones, este apoyo no pudo contabilizarse.


Además, Alejandro López, secretario gremial del SOECN y dirigente independiente, intervino en la comisión de discusión política nacional resaltando que las organizaciones presentes debíamos empezar a discutir el impulso de una “herramienta política de los trabajadores”.


La delegación obrera del PTS, que incluyó a la representación más significativa de los sectores industriales, se ubicó y alentó claramente este alineamiento clasista planteando además a todas las direcciones de las organizaciones combativas, la necesidad de realizar una campaña unificada a favor de un Partido de Trabajadores (ver editorial).

El doble discurso del ”frente de izquierda” (o el PO y el MST marcan el paso en el mismo lugar)

El PO y el MST, aún con diferencias entre sí, tuvieron en común su insistencia en plantear en el debate en las comisiones que la coordinación debía limitarse a acciones puntuales de solidaridad obrera. Si bien en las reuniones previas al Encuentro los compañeros del PO y el MST acordaron con llevar como resolución común la formación de una “Comisión de Enlace” que le dé continuidad, como finalmente ocurrió, su batalla política fue en sentido contrario. Tuvieron un doble discurso. PO repartió, por todo el Encuentro, un folleto con fotos e informes de la última ANT, en la que prácticamente se encuentra solo el Polo Obrero, anteponiéndola al Encuentro. El MST repartió un volante reclamando “acuerdos prácticos y unitarios”, pero nada de ningún organismo unitario de coordinación y frente único que le de continuidad y permanencia a tales acuerdos.


Con el reciente acercamiento de PO a Izquierda Unida y las conversaciones sobre la unidad electoral en un “frente de izquierda” junto al PC, es lógico que desentonen con el sentimiento de los nuevos sectores de la vanguardia obrera que vienen reclamando la unidad de las organizaciones para la lucha. Ambos defendieron en las reuniones preparatorias del Encuentro, el criterio restrictivo de imponer cupos a las delegaciones que antes de aplicarse saltó por los aires. Fueron fieles a los métodos de consenso entre tendencias con que se vienen manejando en el movimiento piquetero.


Lo único que les interesó del Encuentro fue, en función de ese proyecto electoral, que se resolviera el acto del 1 de Mayo en el que, según el PO “como viene ocurriendo en los últimos tres años, será protagonizado mayoritariamente por el movimiento piquetero, acompañado por innumerables organizaciones sindicales, comisiones internas y delegados” (Prensa Obrera, 31-03). En fin, las organizaciones combativas de los trabajadores ocupados están para “acompañar”… El “frente de izquierda” marca el paso en el mismo lugar.

Una corriente sindicalista

Los compañeros Pianelli y otros delegados del subte editaron días previos al 2 de abril una Carta Abierta dirigida al Encuentro proponiendo formar una “corriente sindical clasista”.


La Carta cuenta con las firmas de varios ex – militantes del viejo MAS de los años ’80 y ’90 que actualmente ejercen en puestos sindicales e incluso de algunos dirigentes sindicales de ATE Capital, como Marcos Miño, que presentan lista separada del degenarismo pero no son consecuentes en enfrentarlo. En el mismo sentido, una de las insistencias de “la corriente sindical” la noche previa al Encuentro fue sobre la participación de Claudio Marín, miembro de la dirección de la CTA y directivo de FOETRA Capital conciliador a su vez con el moyanista Iadarola. Tal vez por intentar incorporar a estos dirigentes sindicales a la corriente, es que la Carta Abierta donde se llama a un agrupamiento “clasista”, curiosamente no nombra las palabras ‘Kirchner’ ni ‘peronismo’.

Con los compañeros está planteado un debate fraternal y claro.

En primer lugar, difícilmente se pueda, con tales aliados, defender consecuentemente la democracia obrera. Claudio Marín, junto al resto de la directiva de Foetra, no utilizó en la lucha telefónica el mismo método que los compañeros del Subte de decidir en asamblea el levantamiento o no de la huelga. Tampoco planteó en ningún organismo del sindicato la participación en el Encuentro.


En cuanto al método de funcionamiento del Encuentro, no sólo no se opusieron a los cupos, sino que algunos de los impulsores de “la corriente”, como Marcos Britos de la comisión interna de los no-docentes del rectorado de la UBA, defendieron el criterio de un Encuentro sólo de comisiones directivas y delegados y miembros de internas. Este criterio de considerar miembros de un reagrupamiento de la vanguardia obrera a los puestos sindicales legales, cerrado a los activistas y ni hablar de los trabajadores contratados, es abiertamente contrario (tal vez no por mala fe, sino por ignorancia) al trabajo en el movimiento obrero industrial, donde hay pocos cuerpos de delegados y las comisiones internas son, en su abrumadora mayoría, organismos controlados por la burocracia sindical y un gran porcentaje de los trabajadores son contratados sin derechos sindicales.


En segundo lugar, ¿cómo se puede pretender un agrupamiento clasista que públicamente no se delimita claramente del gobierno y el peronismo? El clasismo no es sólo lucha contra el patrón. La lucha contra la conciliación de clases es también contra los representantes políticos de los patrones, en primer lugar el gobierno y el peronismo, y los partidos y las instituciones que le sirven para perpetuar la explotación, en base al engaño y a la fuerza. Las crisis capitalistas y los levantamientos de masas, como los que vivimos en el 2001, han demostrado que la lucha sindical no alcanza. Como proponemos en la declaración del PTS para el Encuentro es necesario “abrir el debate en asambleas de todas las organizaciones participantes sobre la necesidad de una herramienta política de los trabajadores”.

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