El conflicto viene de largo. Desde fines de diciembre arrancó el paro de las empresas que trabajan por la construcción porque no pagaron el aguinaldo a los trabajadores, y también se cobró menos por el impuesto a las ganancias. Los delegados de los trabajadores petroleros se acercaron a apoyar y ahí comenzaron a juntarse con los delegados de las empresas que están por convenio de la UOCRA. Se hace una primer reunión. Y ya a mediados de enero se termina de ensamblar la unidad. “Esto empezó por la asamblea acá en el sindicato. Dicen que éramos 20 o 30 pero éramos 700 y además había gente afuera del sindicato” nos comenta un compañero. La asamblea común, del 23 de enero a la mañana decide iniciar un plan de lucha y unificar los reclamos. Un trabajador petrolero dijo “Nosotros vamos por la baja del impuesto y los de la construcción por el pase a convenio. Fue así que nos unimos”. Otro compañero de la construcción nos comenta: “¿Y cómo no nos vamos a unir? La construcción y el petróleo van de la mano. Somos tres empresas las que estamos peleando por el encuadramiento”.
Efectivamente, todos hacen el mismo trabajo, pero las condiciones laborales y los convenios son distintos. Los de la construcción están mucho peor, completamente precarizados. Y todo depende de cómo está encuadrada la empresa contratista, si está por convenio petrolero o por convenio de la construcción. Por eso una de las convicciones más firmes que surge de cada trabajador es “a igual trabajo igual salario”. Las esposas de los trabajadores defienden con firmeza esta postura.
La unidad así lograda es la mejor garantía contra la división que la patronal con el apoyo de los dirigentes traidores viene imponiendo en las filas obreras. La bronca a los dirigentes kirchneristas del sindicato petrolero es extendida. “Son unos traidores, que nos dejaron solos” .
Las petroleras se llevan 1250 millones de dólares por año. Pero a los obreros los quieren condenar a una vida miserable. El aumento obtenido en el conflicto anterior, un 37% en cuotas, se lo comió el impuesto a las ganancias. “Peleamos porque se suba la base de 1500 a 5000” dice un trabajador. Por eso la otra consigna de esta lucha es contra el impuesto a las ganancias que enfrenta directamente al gobierno nacional. La mayoría de los petroleros sureños no confía en Kirchner. Ellos lo conocen bien, ya que gobernó la provincia durante años. Para colmo Kirchner dijo que ganan mucho. Sin embargo el costo de la canasta familiar en la zona es altísimo. “El que escucha en el norte, que acá se gana 2500 pesos le puede sonar a mucho, pero el kilo de carne cuesta 20 pesos y el alquiler de una pieza no baja de 400 pesos en el pueblo”. Y otro aclara “Acá para ganar eso tenés que hacer horas extras y son 4 o 6 horas de viaje ¿cuándo ves a la familia? Tenés que sumar las horas de viaje a las horas que estamos ahí. Son 14 o 15 horas afuera de la casa. No se reconoce al trabajador. El trabajador no puede ver a la familia”. Y en el invierno es todavía peor por el estado de los caminos con viajes de 6 o 7 horas de ida y vuelta.
El problema ambiental producto de la desidia y sed de ganancias de las empresas también es gravísimo. Las napas de la zona están contaminadas. “Entonces el agua que tomamos es agua mineral. Hasta eso tenemos que pagar”.

La organización de base

A la pregunta de porqué se hizo duro el conflicto un trabajador nos dijo “Es la soberbia de las empresas que no aceptan que nos organicemos”. Y los dirigentes burocráticos no le quedan atrás. Desde el principio estuvieron del otro lado. “El sindicato se borró. Hay delegados que firmaron en contra de la medida, no escuchan a las bases, no aparecieron por Las Heras en todos estos días”, comenta otro trabajador.
Los trabajadores han conquistado una organización de base común con representantes de todas las empresas petroleras y tres de las contratistas de la construcción. En total son catorce delegados y se funciona democráticamente, con mandato de asamblea. “Si los compañeros votan paro –dicen los delegados- nos tenemos que poner a la cabeza”.
También se nota la participación de las compañeras. Las esposas de los trabajadores participan con voz de las reuniones. A la mañana del miércoles 8, cuando llegó la gendarmería, las mujeres armaron un cordón con los chicos rodeando a los trabajadores.

No podemos dejar de mencionar la hipocresía de los medios de comunicación. Los medios se dedicaron a hacer la campaña de siempre, a echar culpas a los obreros, a las organizaciones de izquierda, por la muerte del policía. De los heridos del pueblo todos se callaron la boca. No hay compañero que no denuncie que hay muchos heridos de la gente. “Incluso uno perdió un ojo. Otro tenía el cuerpo todo lleno de balas de goma” denuncia un trabajador.

Al cierre de esta edición había una tensa espera. Los trabajadores están firmes. “Acá nunca ganamos por negociar. Todo lo que ganamos lo hicimos por las medidas de fuerza”. Otro nos comenta “Tratamos de formalizar una mesa de diálogo y todavía no hay respuesta. Nos retiramos de la ruta para evitar problemas, pero mañana volvemos, vamos a la ruta y el paro sigue”.