En un contexto donde la canasta familiar llega a 1800 pesos y luego de un año de retraso salarial, los telefónicos salimos nuevamente a la lucha con un paro de 6 días. El sentimiento de la base es pelear por lo que nos corresponde y no esperar los tiempos que se firmaron con las empresas y el ministerio en el último conflicto (abril 2006).
Hay un avance en las conclusiones de los trabajadores respecto de aquella lucha, que fue demostrado en el plenario de delegados donde la posición de la mesa de dirección se revirtió producto de las distintas mociones (once) mandatadas en asambleas de edificio. La propuesta que se terminó votando, producto de la discusión en el plenario de delegados, donde más de 20 plantearon contrapropuestas a la dirección, fue: 40% de aumento como mínimo, 150 pesos aparte del aumento porcentual, recategorización para el sector de ventas que tiene un básico inferior al conjunto, más la rebaja de la jornada laboral. Aparte de estos puntos reivindicativos se votó, producto de los distintos mandatos, que ningún decreto de aumento del gobierno sea absorbido en nuestro aumento y que no se determine ninguna cláusula de tiempo para discutir salario nuevamente.

Esto demuestra que lo que el año pasado votamos como minoría marcó una experiencia en muchos compañeros que vieron que la realidad fue otra a la que le planteó la dirección (incluido el PO).
Hay que destacar que en este conflicto salimos a pelear junto con Tucumán, Rosario, Luján y Chaco. Esto nos da una mayor fortaleza para conseguir lo que pedimos, sin tener que acatar ninguna conciliación obligatoria que quieran imponernos, ya que de aceptarla llegaríamos al 20 de diciembre sin tener resolución concreta, en medio de las vacaciones de muchos compañeros.
Para que este conflicto triunfe es necesario llevarlo hacia fuera convocando a los trabajadores ocupados y desocupados y a los usuarios populares, llamando a apoyar nuestra lucha y pelear por coordinarla con el resto que salga a pelear.

Al contrario de lo que plantea Iadarola, Secretario General, (con el aval del adjunto Marín, al que algunos consideran “clasista”) de que todo apoyo debe ser solo enviado por escrito al Sindicato, nosotros creemos que toda solidaridad activa debe hacerse presente en los edificios donde la base está peleando, para fortalecer la lucha y la unidad. En este sentido y al contrario de mantener sólo el conflicto hacia adentro es necesaria una gran movilización de los telefónicos y exigirle a la CGT y CTA que apoye concretamente nuestra lucha. Los telefónicos debemos levantar no solo el reclamo sindical, sino también plantear una política hacia el conjunto de los trabajadores y el pueblo, exigiendo gratuidad para los jubilados, desocupados, hospitales y escuelas. Debilita nuestra lucha no convocar a los usuarios y dejar bien en claro que nos oponemos a cualquier aumento de tarifas. Hay que decir claramente que las empresas vienen teniendo ganancias extraordinarias por lo que pueden aumentar el salario sin subir las tarifas e incluso bajándolas para el consumo popular. Para demostrarlo hay que proponer la apertura de los libros contables de estas multinacionales.
Los telefónicos debemos y podemos impulsar una política alternativa para las telecomunicaciones contra la política oficial de seguir con las privatizadas, que presionan con las tarifas y siguen robando a diario.

Estas multinacionales se quedaron con la telefonía de Argentina bajo el menemismo y en complicidad con los dirigentes sindicales de ese momento. Kirchner continúa la obra. Hay que imponer el control obrero sobre Telecom y Telefónica, en el camino de recuperar los teléfonos para el pueblo trabajador de nuestro país.

¡Por la reestatización sin pago y bajo administración obrera de los pulpos telefónicos!

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