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SUBTE

UN PRIMER BALANCE DE LA HUELGA DE 10 DÍS

Subte: "Si creen que vamos a cesar en nuestros reclamos, están muy equivocados"

El reciente conflicto del subte, el paro más largo de la historia en el sector, debe servirnos para que no sólo los compañeros de las líneas, sino todos los trabajadores, saquemos conclusiones. Aquí, un primer balance de la huelga.

Claudio Dellecarbonara

16 de agosto 2012

Subte: "Si creen que vamos a cesar en nuestros reclamos, están muy equivocados"

El reciente conflicto del Subte, el paro más largo de la historia en el sector, debe servirnos para que no sólo los compañeros de las líneas, sino todos los trabajadores, saquemos conclusiones. Los trabajadores del Subte tuvimos que protagonizar una lucha difícil, algo que muy probablemente ocurrirá con otros conflictos.

Nosotros salimos a luchar en un contexto de una disputa entre capitalistas, el gobierno K y el macrismo, en el que tener una política independiente era una condición necesaria para conseguir nuestras demandas.

La disputa de fondo Macri-K era (y sigue siendo) sobre qué gobierno continúa subsidiando las millonarias ganancias Metrovías-Roggio, manteniendo el esquema privatizador impuesto por el menemismo (ver recuadro). Entretanto quedamos en el medio, fuimos rehenes como dijimos durante el paro, no sólo los trabajadores del Subte, sino millones de usuarios de los que el 73% son trabajadores y el 10% estudiantes (investigación de Transporte Urbano de Buenos Aires).

Más allá de que alguno de nosotros propusimos al principio otra metodología (como paros escalonados), este paro fue bancado masivamente desde sus inicios y hasta que se suspendió por las compañeras y compañeros de todas las líneas que demostraron -una vez más- una amplia disposición a la lucha.

Nuestros salarios están congelados desde marzo de 2011 y debemos ser de los pocos sindicatos que no cerraron paritarias este año. Entretanto Metrovías-Roggio amparándose en la indefinición de cuál administración lo va a bancar con los millones que necesitan para garantizar sus ganancias, sacó de circulación, así nomás, casi el 30% de las formaciones en detrimento de los pasajeros.

El resultado de este paro histórico -por su duración- no nos termina de conformar. Se consiguieron algunas mejoras en el régimen de licencias y, particularmente, la recategorización de las y los compañeros de mantenimiento y limpieza y la de los boleteros. (Recordemos que éstos últimos compañeros son los que fueron jocosamente gastados por nuestra millonaria Presidenta cuando hicieron el planteo de que su trabajo había aumentado exponencialmente por las cargas del SUBE y que esto producía enfermedades laborales, como la tendinitis). También se logró el pago de los días caídos. Pero de hecho salimos con un congelamiento salarial, sólo paliado en parte con una suma fija no remunerativa que recibimos desde junio. Entretanto, de continuar las actuales condiciones, el servicio se seguirá deteriorando ya que no hay una sola inversión en horizonte. Como dijo Pianelli por TV, conseguimos sólo “migajas”.

De la brasa a la sartén. La necesidad de una lucha independiente

La semana pasada, cuando recién habían pasado cinco días del paro, decíamos que era “necesario romper con la lógica que nos quieren imponer el kirchnerismo y el macrismo: o estás de un lado o del otro. Se torna imprescindible tener una política independiente, de los trabajadores, (...) Una medida de lucha como la que estamos protagonizando –que tiene el apoyo masivo de las y los trabajadores del subte– no puede estar al servicio de un bando patronal”. A la par alertábamos que “Lamentablemente la Directiva y los voceros de nuestro sindicato se ubican en el bando kirchnerista. ¡Cómo no compartir las denuncias que hacen estos compañeros contra el derechista Macri! Pero a la par, esconden la responsabilidad del gobierno de Cristina y su alianza estratégica con el grupo Roggio, en el marco del hundimiento de todo el sistema nacional ferroviario, incluyendo al subte. No denuncian el tarifazo que preparan en el transporte con la SUBE con la ‘segmentación’, y callan frente a las maniobras del ministro Tomada que se sigue negando a reconocer nuestro sindicato” (LVO 9/8). Esta lógica continuó hasta la suspensión del paro, quedando el gobierno nacional despegado de la solución de nuestras demandas. Si Cristina y sus ministros se hubieran visto comprometidos públicamente por nuestro paro al igual que el macrismo es indudable que las chances para conseguir gran parte de nuestras demandas y la de los usuarios se hubieran multiplicado. Lejos de esto, por la política que llevó a cabo la actual dirección de nuestra AGTSyP, los de la Rosada hicieron la plancha y no se vieron apretados para nada para dar alguna respuesta. Y del lado del macrismo, como lo tomó como una disputa electoral hacia 2015 y le viene bien polarizar con los K, no sólo no aflojó, sino que se sacó su careta despachándose con todo su odio patronal contra nuestra organización, desconociendo a nuestro sindicato, pidiendo la intervención de la gendarmería, abriéndonos causas penales, poniéndonos multas siderales.
Entretanto, para millones, se rompió nuestra histórica tradición de lucha independiente que llevamos los “Metrodelegados
Una lucha independiente de todo bando patronal es una ineludible condición para triunfar.

Otra política era (y es) posible

¿Estábamos condenados a actuar a favor de uno de los dos bandos, macrismo o kirchnerismo? De ninguna manera. Debíamos sí utilizar las brechas que se abrieron entre ambos gobiernos para preparar una lucha por nuestras reivindicaciones más sentidas, pero también por las de los usuarios. Es decir por una salida de fondo que no nos vuelva a tener como rehenes frente a una pelea en la que no tenemos nada que ver.
Como ya se acabó la época donde podíamos conseguir reivindicaciones con no tantas dificultades, esta lucha debíamos y debemos prepararla teniendo una política para soldar una alianza con los usuarios del pueblo trabajador, buscando el apoyo de la mayor cantidad posible de organizaciones obreras, estudiantiles y populares, convirtiendo la causa del Subte, y el “Fuera Roggio YA!” en una suerte de cruzada nacional.

Dónde están, que no se ven...

Mención aparte merece el papel de las “centrales obreras”. La “combativa” CGT moyanista ni siquiera nombró nuestro paro, una medida que fue tapa de todos los diarios del país durante casi dos semanas. Mención especial merece la CTA oficialista de Yasky, de la cual nuestro sindicato, AGTSyP, es miembro por decisión de la actual directiva. Su plana mayor fue a ver a Cristina en medio del paro, pero en diez días parece que nuestra lucha no merecía ni un pequeño comunicado de adhesión y solidaridad. Quedó claro, una vez más, el nefasto rol de la burocracia sindical.

Si piensan que nos vamos a conformar con migajas, qué equivocados están

Las compañeras y compañeros de la Línea B votamos contra el acta-acuerdo porque considerábamos que tantos días de lucha no se correspondían con este resultado. En ese marco creíamos que había que había que redefinir nuestra estrategia de lucha, dándole un cariz independiente y teniendo una política activa sobre los usuarios. Aceptamos la decisión del resto de las líneas de suspender la medida. Pero si Metrovías, Macri o los kirchneristas piensan que los trabajadores del Subte nos vamos a conformar con migajas, si piensan que vamos a bancar un congelamiento salarial para que los parásitos de Roggio sigan haciendo ganando millones, ¡qué equivocados están!

Metrovías ya demostró con creces su total inutilidad. Es increíble que este gigante empresarial siga viviendo del aumento de tarifas y de nuestro congelamiento salarial mientras el sistema se deteriora día a día. Desde la agrupación “Democracia desde las Bases” sostenemos que ¡Fuera Roggio! debe pasar a ser un estandarte de lucha de los trabajadores, usuarios, partidos de izquierda, centros de estudiantes, organismos de derechos humanos. Tenemos que abrir los libros de contabilidad para analizar cuánto se robaron durante todos estos años. La reestatización bajo gestión de los trabajadores y el control de comités de usuarios es la única solución racional. En ese marco deberemos luchar por imponerles impuestos extraordinarios y otras medidas similares a los banqueros y las grandes patronales (que según reconoció la misma Presidenta “ganaron como nunca durante estos años”), recursos imprescindibles para garantizarle al pueblo trabajador una red de transportes eficiente, cómoda y segura.

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