Néstor Kirchner y sus ministros salieron rápidamente a calificar de “atentado” la absurda peripecia que protagonizó José Mansilla, a bordo de un camión robado el sábado pasado por las calles de Río Gallegos. “A mi me amenazan diaria y cotidianamente”, dijo el presidente. Pobre víctima. Más de 1.500 gendarmes y policías continuan ocupando las escuelas, amenzando a los maestros y cuidando los edificios oficiales.
Entre tanto, el conductor primero pasó a pocos metros de la casa de Kirchner, dio una vuelta de 30 cuadras y terminó volcando en la esquina de la casa que se encuentra deshabitada y sin muebles. Este “activista radicalizado” ha sido declarado “inimputable” y los médicos consideran que debe recibir asistencia y tratamiento en un centro especializado en patologías mentales.
“Con todo –comenta el periodista Daniel Gatti, desde Río Gallegos1–, nos sorprende mucho la celeridad con la que han detectado los servicios de inteligencia la presencia de este hombre en las manifestaciones de los docentes, que vienen convocando entre 10.000 y 8.000 personas.” La rapidez y capacidad para “descubrir” a Mansilla como uno de los activistas llama la atención en el sur y deja mucho que pensar. “Debe haber una cantidad de fotos impresionante de este hombre”, agrega Gatti; quien recuerda que al otro día estaba su imagen de pérfil en las páginas de los diarios regionales.

A fuerza de billetera

En Santa Cruz a Kirchner lo conocen muy bien. Desde el año ’91 la política impuesta contra el pueblo santacruceño viaja teñida de represión, entrega, corrupción e impunidad. Gobernó (y gobierna a través de sus títeres como Carlos Sancho, actual gobernador o Juan Antonio Botempo, ministro de economía y Daniel Varizat, ministro del gobierno provincial) de forma casi feudal, como un “señor del medioevo”; con sus familiares y vasallos distribuidos en la administración pública y judicial; en el tribunal de cuentas y mecanismos de control estatal. Desde el ‘98 impuso la reelección indefinida y estableció la posibilidad de su continuidad sanguínea. Controla 22 de los 24 diputados, a fuerza de cheques y billetera. Y como lo muestra a nivel nacional, Kirchner gusta de gobernar a través de un núcleo muy cerrado, mediante decretos de “necesidad y urgencia”, pasando por arriba los mecanismos legislativos y opositores; burlando un poco más la débil democracia semicolonial.

Las verdaderas víctimas

Las víctimas en Santa Cruz, justamente no se encuentran del lado del poder. Son las miles de mujeres y varones de la clase obrera y el pueblo trabajador. Son los 14 mineros muertos en Río Turbio, los caceroleros reprimidos en el 2001, los 200 trabajadores desocupados reprimidos en Cañadón Seco en el 2005, los trabajadores perseguidos, procesados y torturados de Caleta Olivia, Las Heras, Pico Truncado. Los obreros de la construcción, como la joven madre obrera muerta hace semanas atrás, o los obreros muertos en “accidentes laborales” hace semanas en la autovía faraónica a la entrada de Río Gallegos, que controla la empresa Austral (de la cual es dueño Lázaro Báez y Kirchner su socio). Agente de las petroleras y de las privatizaciones, de la entrega de YPF. Provincia del clientelismo estatal bajo condiciones negreras, y de sueldos básicos de $50, $100 y $150, de sectores precarizados, donde se extiende la organización de los 5912.
Por lo tanto, los verdaderos sufrimientos y amenazas en Santa Cruz lo padece el pueblo trabajador, que debe sobrevivir con sueldos alejados de la canasta familiar de $4.000, que es lo que cuesta vivir en una tierra tan generosa como dura y hostil, que debe sufrir los atropellos de leyes de emergencia económica y prohibición de paritarias, los gendarmes militarizando sus calles en una provincia que genera grandes negocios, y que acumula en el exterior más de 500 millones de dólares que Kirchner se niega a traer. Con regalías petroleras que rozan los 400 millones de pesos por año y tres años seguidos de superávit fiscal, los trabajadores de Santa Cruz vuelven a expresar: “nos cansamos de ser pobres en un tierra llena de riquezas” (...) “¡¿Si no nos dan ahora, cuándo van a darle algo al pueblo?!”. Interesante reflexión, que podría generalizarse a todo el pueblo trabajador.