(…) La vanguardia de trabajadores que se formó durante los últimos años en ruptura con el gobierno Lula, que se aglutina en su mayoría en Conlutas y que se expresa electoralmente en parte de las intenciones de voto a Heloísa Helena (candidata del Partido Socialismo y Libertad –PSOL-. N de T), tiene como principal desafío encontrar una vía para influenciar a un movimiento de masas que sigue, en su mayoría, votando a Lula, y prepararse para un probable segundo mandato mucho más inestable. Es para avanzar en esa preparación que presentamos, durante el Conat (Congreso Nacional de Trabajadores), una primera “Carta Abierta al PSTU” planteando la necesidad de que este partido abra una discusión con todos los sectores de la vanguardia sobre la necesidad y las vías de construcción de un partido revolucionario en Brasil. En la actual situación, en que el proceso electoral adquiere una importancia enorme, queremos seguir ese diálogo, centralmente porque no podemos perder la oportunidad de que esa vanguardia que surgió a lo largo de los últimos años se exprese políticamente y aparezca frente a las masas como una alternativa clasista en relación al PT.
La formación de un Frente Clasista (…) habría sido un paso importante en el sentido de ayudar a los trabajadores a avanzar en su independencia de clase. Lamentablemente, el Frente de Izquierda entre el PSOL, PSTU y el PCB no se configuró como un frente clasista. Exactamente porque el eje de la política de la dirección del PSOL no es organizar a los trabajadores para enfrentarse al gobierno Lula, a la patronal y a la burocracia sindical, y sí buscar alianzas con sectores de la burguesía descontentos con la política económica neoliberal y mantener sus lazos con la “izquierda del PT”. (…)

El frente que necesitábamos y el frente que se formó
A principios del mes de marzo el PSTU hizo una propuesta oficial a la dirección del PSOL puntualizando las cuestiones fundamentales que deberían ser la base de un acuerdo electoral. (…)
Sin embargo, el Frente de Izquierda no se conformó siquiera en los términos que proponía el PSTU. (…) Lo que queda claro es que dejó a la dirección del PSOL, con Heloísa Helena a la cabeza, libre para desarrollar todo su programa, supuestamente de “revolución democrática”, que en realidad no pasa de una tímida auto reforma de las instituciones del régimen. Y que al mismo tiempo también dejó al PSTU libre para levantar por la positiva su propio programa.
La situación se complica, en realidad, cuando el PSTU se niega a criticar públicamente la política de Heloísa Helena, incluso negándose a hacerle exigencias básicas como poner el eje de la campaña electoral en la lucha contra los despidos en la General Motors y en la Volskwagen (…).
Con su actual política el PSTU queda a la defensiva frente al PSOL y se diluye dentro del Frente de Izquierda. En la práctica eso significa ayudar a consolidar un nuevo aparato reformista y difundir ilusiones en una “renovada” política de conciliación de clases. Compañeros, no podemos repetir la práctica de la izquierda que a lo largo de más de una década ayudó a Lula a consolidarse como el gran representante de los trabajadores. (…)
La actual configuración del Frente de Izquierda ubica al PSTU, para decir lo mínimo, en una situación delicada. El PSOL fue capaz de imponer las condiciones necesarias para que Heloísa Helena defienda su política de conciliación de clases como si fuese representante del conjunto de la izquierda brasileña. Para nosotros eso no era de ninguna manera inevitable.
Durante el proceso de discusión para la formación del frente la dirección del PSTU evitaba dar cualquier paso que pudiese poner en riesgo la alianza electoral. Defendió correctamente la necesidad de que el frente fuera formado a partir de un encuentro abierto a los luchadores de todo el país, pero no tomó ninguna medida concreta, pues eso significaría un enfrentamiento con la dirección del PSOL (…)

Necesitamos luchar para conformar un “ala clasista” en el Frente de Izquierda
Por eso hacemos este llamado centralmente al PSTU, por su responsabilidad y su peso en la vanguardia, pero también a las organizaciones políticas que reivindican la independencia de clase y a los militantes del PSOL que no están de acuerdo con el rumbo que su dirección le está dando al Frente: ¡tenemos que abrir un camino para que la independencia de clase de los trabajadores se exprese en estas elecciones a través de un ala clasista en el Frente de Izquierda! (…)
La tarea de un ala clasista del Frente de Izquierda debe ser dejar claro para todos los que van a votar el frente que podemos estar juntos para combatir al neoliberalismo de tucanos (seguidores del PSDB –N de T) y petistas, pero que en el interior del Frente existe una diferencia que va a ser crucial para el destino de los trabajadores: la diferencia entre una política clasista y una de conciliación de clases.
Las declaraciones de Milton Temer (candidato independiente del PSOL, ex diputado federal), que no fueron desmentidas por ningún integrante del Frente de Izquierda y que afirman que éste puede recibir contribuciones de empresarios éticos (…) ponen en riesgo al Frente. El PSTU debe exigir que Heloísa Helena se pronuncie claramente contra el financiamiento por parte de empresarios. En caso de que aun así se confirme el financiamiento del Frente por parte de empresarios seguramente sería una derrota para el conjunto de la vanguardia. Para no ser cómplice de esa traición, el PSTU tendría que romper con el Frente.
Sobre la nueva ofensiva reaccionaria que Israel inició contra las masas árabes (…) Es obligación del PSTU exigir que Heloísa Helena se ubique claramente por el fin inmediato de los ataques de Israel al pueblo árabe, por la ruptura del acuerdo del Mercosur con Israel, por la ruptura de relaciones diplomáticas con el Estado sionista y por el derecho del pueblo palestino a volver a las tierras de las cuales fueron expulsados al final de la Segunda Guerra Mundial.
Hasta ahora Heloísa Helena ni siquiera se pronunció sobre los despidos en la Volskwagen y en la General Motors, cuando en realidad la lucha contra los despidos debería ser uno de los ejes de su campaña. El PSTU debería exigirle (…) al Frente que ponga todo su peso electoral al servicio de la formación de comités del Frente de Izquierda, en los cuales tendríamos espacio privilegiado para impulsar un ala clasista. Si el PSOL se niega a formar estos comités, es una obligación del PSTU concretarlos donde sea posible (…). Esos comités deben servir no solamente para organizar la campaña electoral, sino también para organizar una gran lucha en defensa de los trabajadores de la Volkswagen y de la General Motors, luchar contra el súper-simples, organizar la campaña contra la masacre de Israel sobre el pueblo árabe, y agitar un programa obrero independiente que responda a las demandas más sentidas del conjunto de la población explotada y oprimida.
Estos comités serían una excelente oportunidad para que abramos un debate ante la vanguardia que se ubica en una perspectiva clasista, de la necesidad de construir un partido revolucionario en el país. (…), para evitar que la política de conciliación de clases del PSOL se fortalezca como dique de contención que impida a los revolucionarios influir decisivamente en el futuro proceso de rupturas con el petismo.
No sólo es posible sino indispensable entablar una batalla al interior del Frente de Izquierda y fuera de él para hacer que una política de independencia de clase llegue al conjunto de los trabajadores en estas elecciones. En la medida que el PSTU se ubique decisivamente en esta perspectiva, nos disponemos a poner todas nuestras fuerzas para actuar dentro del Frente, colaborando en todo lo que esté a nuestro alcance para fortalecer el ala clasista en el Frente de Izquierda. Renunciar a esta lucha en nombre de no poner en riesgo al bloque electoral con el PSOL es renunciar a una política de independencia de clase en nombre de la posibilidad (incierta) de lograr uno o dos parlamentarios.