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Metrovías

Sigue la lucha por las 6 horas

5 de noviembre 2002

La lucha por las 6 horas siempre estuvo instalada entre los trabajadores del subte como un derecho, algo que nos pertenecía históricamente y que nos fue arrancado con la privatización. Comienza con mayor fuerza cuando algunos legisladores presentan proyectos por las 6 horas que se resumen en la Ley 871 aprobada por la mayoría de los legisladores el 22 de agosto y el 12 de setiembre Ibarra vetó dos artículos.
El cuerpo de delegados tomó la actitud de trabajar a favor de las 6 horas desde el principio, y se empezó haciendo movilizaciones y juntas de firmas para dar difusión e involucrar a los compañeros que es por el reconocimiento de la insalubridad, por cientos de puestos de trabajo genuino y una mayor seguridad para los usuarios.
La empresa al ver que se estaba convirtiendo en una pelea importante, trató de dividirnos utilizando un falso argumento que enunciaba que 300 mujeres quedaríamos afuera si llegaba a aprobarse la Ley. Pero nos organizamos dando mayor claridad a los compañeros.
El 10 de octubre la Ley volvió a tratarse en la legislatura y algunos bloques (UCR-Frente Grande) no bajaron a votar respondiendo a la “compra” que Ibarra hizo. Decidimos presionar llevando adelante el paro de una hora y luego otro de dos horas. Surgió por decisión del Cuerpo de Delegados, aunque sin que haya habido asamblea general. Siempre estuvo la propuesta de algunos compañeros de hacerla pero hubo cierta resistencia a convocarla con la excusa de que no va mucha gente y terminan no siendo representativas, pero hubiese sido mejor hacerlas para saber qué pensaban los compañeros y conocer las características de la pelea que queríamos llevar adelante.
El paro fue muy fuerte y la legislatura pasó el proyecto para la otra semana. El 22 una cantidad importante de compañeros colmó la sala, dada la manifestación enérgica de los trabajadores en contra de la actitud de los bloques consecuentes con Ibarra (radicales, Frente Grande) se interrumpió la sesión y se pasó a un cuarto intermedio para el 24. Ese día la legislatura nos pone una enorme cantidad de policías para no dejarnos ingresar, y nos terminan reprimiendo. Los presentes en la puerta de la legislatura decidimos que había que parar o parar. Aunque estabamos en Conciliación Obligatoria y había dudas si esta se podía romper o no, la indignación fue más grande y con el respaldo de la totalidad de los trabajadores se llevó a cabo el paro. A medida que fueron parando los tráficos y las boleterías, los compañeros nos empezamos a agrupar y se dieron espontáneamente asambleas en los distintos sectores.
La UTA, nuestro gremio, tomó una posición totalmente pasiva; apareció cuando el conflicto tuvo una dimensión importante, pero luego nos dejó solos, cuando decidimos parar nos manifestaron que no era un paro de ellos y que si había “muertos” los íbamos a levantar nosotros. Demostramos que no necesitamos del gremio para llevar una lucha adelante y que por el contrario es aún más genuino sin ellos, ya que siempre terminaron siendo funcionales a la empresa y a los sectores de poder.
En el subte hay un activismo que viene tomando participación desde hace bastante tiempo por eso podemos decir que somos una de las pocas empresas privatizadas que no tienen despidos.
Creo que hicimos el conflicto sólo hacia la legislatura y no contra la empresa. Tampoco el usuario estuvo muy informado de lo que estaba sucediendo. Es muy importante que comencemos a involucrarnos con asambleas barriales, piqueteros, cooperativas, que también están buscando nuevas reinvidicaciones. Tal vez desde el Cuerpo de Delegados no fue incentivado el hecho de involucrar a otros sectores, diciendo que por ahí se confundía la pelea. Pero se comprendió que es vital abrir el conflicto hacia fuera y no sólo para nosotros. Estamos convencidos de que hay que continuar, pero la pelea de los trabajadores de Metrovías contra la legislatura o Ibarra no alcanza, ni contra la misma empresa. Hay que dar otras discusiones que tienen que ver con aspectos también importantes como por ejemplo cuestionar la concesión de la empresa. Sabemos de la dimensión de lo que estamos haciendo, y que de lograrse marcará el camino de muchas otras luchas obreras. Estamos en un momento social muy importante donde hay gran movilización social y participación, tenemos que valorarlo y saberlo aprovechar.

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