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Mundo Obrero

INDUGRAF: LA VOZ DE LAS TRABAJADORAS

“Si no luchamos, nos quedamos sin nada”

Desde LVO dialogamos con dos compañeras, Marina (M) y Marcela (Ma) que nos cuentan cómo viene el conflicto, cómo lo viven por ser mujeres.

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8 de enero 2009

Desde LVO dialogamos con dos compañeras, Marina (M) y Marcela (Ma) que nos cuentan cómo viene el conflicto, cómo lo viven por ser mujeres.

¿Cómo es estar al frente de esta lucha?

M: Es difícil porque no estábamos acostumbradas, porque tenemos la familia, venimos todos los días acá; esto cambió la vida de la gente. Ahora si no luchamos, nos quedamos sin nada. Antes era estar en mi casa, con mi novio, de mi casa al trabajo y del trabajo a mi casa, nada más.

Ma: Sacás fuerzas de donde no tenés, no podés quedarte llorando. Cuando salís de acá, te vas pero sabés que esto queda acá y no te vas tranquila… La mochila la llevamos y la traemos.

¿Cómo hacen para sostenerse? ¿Y sus familias?

M: Hay que tratar de convencer a la familia. Por ejemplo, mi novio no quería saber nada, y de un día para el otro me dijo que me acompañaba. Tratar de que venga la familia, es lo mejor para que vean lo que pasa.

Ma: Desde que empezó todo, llegar acá, encontrarnos con la puerta cerrada, mirarnos a la cara y decir “¿qué pasó? ¿Y ahora qué hacemos?” tener que decirles a mis hijos: me echaron. Yo tengo cinco hijos, entonces tengo que hacer un balance para ver qué contención dan a cada uno. Después es tener que seguir acá luchando, venir para acá, estar con mis compañeros, el tema comida… Ellos nos dejaron sin nada, sin un peso. Lo primero que pensas es ¿Qué comés?... Todos estábamos acostumbrados a llevar a casa.

Después de la reunión del Ministerio de Trabajo ¿qué perspectivas tienen, qué piensan hacer?

M: No esperaba esto, de los Martínez (los patrones) sí, pero del Ministerio ¡mirá a lo que lleva la plata, el poder! Y saber que nosotros somos trabajadores y no tenemos un mango y la tenemos que luchar solas.

Ma: Te da impotencia, porque yo trabajo con ellos hace ocho años. ¡Y todavía tener que seguir escuchando que dicen (en el Ministerio) “dejen el lugar y ellos van a arreglar con ustedes”, ellos les creen, pero ¡nosotros ya no! Creen en quien nos está damnificando. Hoy le decía a un compañero: ellos (Martínez) conocen el nombre de mis hijos, el de tus hijos, y se cagaron en todos. Todos los viernes nos daban $50, sabían que mi hijo es alérgico y no les importaba.

Tal vez eso demuestra que la solución tiene que salir de ustedes, que no se puede confiar en el gobierno o en el sindicato.

Ma: Ya nos dimos cuenta de que todo depende del esfuerzo, la unión y la lucha de nosotros. Lo primordial hoy es resistir el desalojo. ¡Yo no voy a ir a mi casa sin nada, tengo mucha fuerza para luchar, y no les voy a regalar lo mío! Y mis compañeros piensan de la misma forma.

Ver versión completa en www.pyr.org.ar

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