Ser gay en esta sociedad no es nada fácil, lo más difícil es darse cuenta que lo que nos quieren imponer no es real. Aceptarse a uno mismo en una sociedad que te impone la heterosexualidad y la familia tradicional es muy duro, vas contra la corriente. Si no tenés novia tenés que bancarte que en la secundaria tus compañeros te traten de puto, como si uno sólo fuera hombre si salís con una mujer, y como si las mujeres fueran un trofeo. ¡Las veces que mentí a mi familia diciéndoles que salía con mujeres por miedo a que “sospechen” de mí sexualidad! Realmente me arrepiento de todo ese tiempo de represión y de no ser yo, sino el producto de ser oprimido por esta sociedad heterosexista y machista. Pero por suerte tuve el valor de aceptarme.Pero no se trata de la capacidad de superación individual que uno puede tener, sino del nivel de opresión que vivimos, del que el Estado es totalmente responsable. Porque es el Estado el que subsidia con millones de pesos a la Iglesia que con su ideología reaccionaria niega que las personas podamos vivir nuestra sexualidad libremente, queriéndonos imponer la heteronorma y negándose a que las mujeres puedan decidir sobre su propio cuerpo. Es el gobierno el que hace grandes negocios con las patronales y las burocracias sindicales que nos precarizan la vida a millones de laburantes trabajando en pésimas condiciones, y ni hablar a los que somos gays, bisexuales o lesbianas, que tenemos que ocultar nuestra sexualidad por miedo a que nos echen, y a la misma discriminación de nuestros compañeros de laburo. A l@s trans directamente se les niega el acceso a trabajar teniendo en muchos casos que recurrir a la prostitución para sobrevivir. Es por eso que me organizo junto a mis compañeros de la Juventud del PTS porque no me creo el verso de Cristina que con la ley del matrimonio igualitario y la ley de identidad conseguimos la “igualdad”.Nos siguen discriminando en el laburo, en las escuelas, a los trans les siguen negando la salud y el trabajo. Cristina teniendo mayoría en el parlamento ni siquiera aprueba un derecho mínimo de las mujeres como el derecho al aborto. La verdadera igualdad la vamos a lograr poniéndole fin a este sistema machista heterosexista y opresor, organizándonos junto a los estudiantes en las escuelas y universidades, junto a los trabajadores en las fábricas. Luchando por un gran movimiento LGTTBI combativo, independiente del gobierno y todas las variantes patronales y que luche por todas las libertades sexuales y por que la iglesia no se meta más en nuestra cama.