Para Ford, el año récord de sus exportaciones fue 1997, con 72.000 unidades vendidas por más de U$S 800 millones. Mas aquellos tiempos dieron paso a la recesión de fines de los ‘90 y la devaluación de Duhalde-Kirchner; un período de casi 7 años en que los trabajadores de esta fábrica soportaron el ataque patronal de cientos de suspensiones, despidos y rebaja salarial.
¡Pero ahora hay reactivación! Como anunció en un comunicado Rodolfo Ceretti, Director de Relaciones Institucionales de la Ford, la planta sumará 150 nuevos operarios a los 1900 que ya trabajan, para aumentar la producción de 40.000 vehículos (en el 2003) a 70.000, meta que aspiran obtener en el 2004. Es decir llegar a los niveles record de 1997… ¡pero con casi menos de la mitad de los trabajadores que trabajaban en aquellos años y con los salarios planchados por la devaluación!
A esta reactivación patronal, los trabajadores de la Planta Pacheco se preparan para oponerle su propia “reactivación”, comenzando a retomar el camino de la lucha. 

Siete años en el sillón… de la patronal

Para cumplir con sus compromisos, la patronal buscó imponer mayores ritmos de producción y aumentar las horas de trabajo. ¿El incentivo?: un miserable aumento de $ 100; ¿La primera respuesta?: encabezados por los compañeros de montaje, los trabajadores exigieron a la Comisión Interna y al Sindicato una asamblea general para votar un quite de colaboración y el aumento salarial. La asamblea se realizó el lunes 12/7, con la presencia del inefable José Pardo, Secretario Adjunto del SMATA y la Comisión Interna, la misma que hace nada menos que ¡7 años! se mantiene en sus sillones. No por virtud, sino por sus acuerdos con la patronal.
Como siempre, los “muchachos” amenazaron con que sólo era posible agarrar las migajas, o no había ningún acuerdo. Comenzaron los murmullos, los insultos y la burocracia levantó la asamblea. Finalmente, la cuestión se resolvió con el voto secreto en las urnas: algo más del 60 % de la planta votó a favor de la propuesta de la empresa; el resto, mostró con su voto la bronca obrera de años de retroceso, pérdida de conquistas y dirigentes vendidos. 

Los nuevos síntomas vienen desde abajo

Durante el ’97, el ’98 y el 2001, los trabajadores de Ford –y también de VolksWagen–, realizaron asambleas frente a las suspensiones y rebajas de salario, en las que Pardo y el resto de la burocracia fueron destinatarios de todo tipo de insultos. Esta vez no faltó este ingrediente. Pero hay algo nuevo: el cuestionamiento a la burocracia sindical no sólo es bronca, sino que muestra elementos de organización desde la base. Reuniones y asambleas en los sectores, comentarios en el comedor, en los baños.
La burocracia sindical, que desde las jornadas del 2001 estuvo cada vez más cuestionada por “arriba”, también lo está por “abajo”. No por confianza en la unidad de las filas obreras se unificó la CGT de los “gordos” y los “moyanistas”, sino por instinto de autopreservación, para defender sus intereses burocráticos, y para seguir controlando y dividiendo a los trabajadores.
Los trabajadores de Ford tienen en sus manos una enorme tarea: organizarse para recuperar la Comisión Interna, echando a patadas a los dirigentes vendidos. Ya se ven los primeros pasos. Los activistas de montaje, de las distintas líneas, los delegados honestos, pueden ser una nueva base militante para poner en pie una nueva organización de los trabajadores. La lucha por el salario y contra la superexplotación no puede ganarse sin recorrer este camino.