El presidente es enfrentado en su propia provincia por la Santa Cruz obrera y popular. Casi treinta días de huelga docente acompañada por paros de los trabajadores estatales y el apoyo de la amplia mayoría del pueblo: marchas masivas, cortes de ruta, tomas de la Legislatura y el Consejo de Educación, escraches y cacerolazos. El gobernador Sancho, puesto por Kirchner después de la represión en Las Heras hace un año, es rechazado y los diputados del Frente para la Victoria de la provincia evitan mostrarse en lugares públicos por temor al odio popular, como si estuvieran en la Buenos Aires del 2001. Es un claro mensaje para todo el país: ¿Quién puede conocer mejor a los kirchneristas que los trabajadores de Santa Cruz que los sufren desde los años’90?
Encima, desde la capital, el ministro-candidato Filmus le exige a los docentes levantar el paro para sentarse a negociar, algo que ni el “mano dura” Sobisch le puso como condición a los docentes de Neuquén. La Iglesia y la UCR quieren aprovechar este descontento para llevar agua a su molino. La CTERA, a pesar de la reiterada exigencia de los santacruceños se niega a convocar a un paro nacional en su apoyo. Las seccionales del sindicato docente opositoras a Yasky deben ponerse de pie para coordinar la solidaridad nacional. Los docentes santacruceños tienen que ganar esta pulseada de la mano de los trabajadores de todo el país.