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Las paritarias y las organizaciones de base de los trabajadores

Representación gremial para los precarizados

20 de abril 2006

Las actuales discusiones paritarias son completamente restringidas. En primer lugar porque los trabajadores incluidos en los convenios son una minoría del total de la clase trabajadora. Siete de cada diez asalariados está precarizado, ya sea en contratos flexibilizados, en tercerizadas por la misma empresa o directamente en negro. Y a esto hay que sumarle a los compañeros desocupados. En segundo lugar, el pacto entre Kirchner y Moyano le puso un tope al aumento de salario en el 19%, completamente insuficiente, tal como lo reclamaron los empresarios con el chantaje de que mayores aumentos los trasladarían a los precios. En tercer lugar, las paritarias fueron históricamente mecanismos de negociación donde se discutían las condiciones de trabajo, no sólo el salario, y en estas paritarias están fuera de toda discusión las cláusulas de flexibilización que se generalizaron en los 90, bajo el gobierno de Menem. Todo esto se hace en función de mantener la alta rentabilidad empresaria. Un estudio de la CTA muestra que las 100 empresas más grandes del país ganan en sólo un minuto más que el salario promedio de los trabajadores. Y que el gobierno que viene llenándose la boca contra el golpe del 76, permite mantener la situación de la clase trabajadora que provocó ese golpe militar. Antes de la dictadura el salario básico de convenio, en promedio, estaba en el 80% de la canasta familiar. Lo que significaría que para volver a la situación previa al golpe de Videla, con una canasta familiar que llega a los $2.200 en la actualidad, el básico de convenio debería elevarse a $1800.
Pero nada de esto puede discutirse seriamente en las actuales paritarias, como podría hacerse en una Paritaria Única Nacional, como lo venimos planteando en La Verdad Obrera, con delegados paritarios elegidos en la base y en representación de todos los trabajadores.

¿Por dónde empezar?

Se puede empezar a dar pasos en la unidad de la clase trabajadora en cada lugar de trabajo. La lucha de los petroleros de Las Heras mostró el ejemplo de asambleas comunes y un cuerpo de delegados unificado de los trabajadores bajo el convenio petrolero y los tercerizados de la UOCRA. Recientemente, en la Línea B de subterráneos se realizaron asambleas con los compañeros de las empresas tercerizadas para decidir los pasos a seguir luego de la represión del gobierno. Pero esta unidad en la lucha no puede ser casual, hay que prepararla. Las organizaciones de base de los trabajadores, las comisiones internas y los cuerpos de delegados, deben darle a los compañeros precarizados los derechos que le niegan las patronales y el Ministerio de Trabajo. Se necesitan cuerpos de delegados e internas que representen a todos. ¿Qué impide que los compañeros de las tercerizadas de Metrovías voten sus propios delegados que se integren al cuerpo de delegados del subte para luchar por la igualdad de convenio para todos? ¿Porqué sindicatos como Foetra no integran delegados de los trabajadores de las contratistas a su cuerpo de delegados para unificar la lucha contra las poderosas telefónicas? En la industria, por las condiciones de dictadura patronal, será más costoso lograrlo pero pueden darse pasos en ese camino en algunas fábricas, por ejemplo, de la alimentación donde se han conquistado internas antiburocráticas, como en Terrabusi, y donde los compañeros y compañeras contratados son despedidos a diario.
La unidad en organismos de base comunes, permitiría que los compañeros de las tercerizadas y los contratados, más vulnerables al despido y las represalias, estén mas protegidos. Y además poder evaluar cuidadosamente entre todos los trabajadores los pasos de las medidas de lucha, ya que hay que ser cautelosos en momentos que el gobierno quiere aprovechar el consenso popular con que cuenta el presidente en la población para golpear las luchas que desborden la contención de la burocracia sindical.

Por un Encuentro de Trabajadores

Como se demostró en Las Heras o en el subte, el gobierno no duda en reprimir toda expresión independiente de los trabajadores. Y no solo de los trabajadores: ahí está el ejemplo del desalojo de los asambleístas del corte de ruta en Colon y el pedido del presidente de que se retiren de la ruta los de Gualeguaychú que luchan contra la instalación contaminante de las papeleras imperialistas. Esta sola necesidad de autodefensa ya es razón suficiente para que todas las expresiones de los sectores combativos del movimiento obrero se coordinen en un Encuentro de Trabajadores. Pero es más que eso. Los analistas oficiales no se cansaron de decir, a propósito de la última huelga en el subte, frases como esta: “los conocedores del ambiente laboral aseguran que hay muchas comisiones básicas que comparten los mismos sentimientos de exclusión y de abandono”. O que: “La huelga en subterráneos es la semiplena prueba de que con Hugo Moyano y la CGT de aliados no alcanza para apaciguar el frente social” (Página/12, 15 de abril)
Pero las organizaciones combativas de los trabajadores no coordinamos nuestras acciones, no constituimos un polo permanente que pueda alzar una voz alternativa a la burocracia sindical .
El acto que preparamos para este 1 de Mayo nos encontrará nuevamente unidos, como lo hicimos también el pasado 24 de marzo. Nuestra propuesta es que esa unidad tenga permanencia y continuidad y que, como ya han planteado reiteradas veces los obreros de Zanon, se convoque a un Encuentro que congregue a los delegados del subte, los ferroviarios, las seccionales docentes, y todas las organizaciones combativas para dirigirnos en conjunto hacia los trabajadores ante las actuales negociaciones salariales y darle una expresión nacional al intento de una nueva generación de trabajadores precarizados que intenta organizarse y sale a luchar.

Prensa

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