El conflicto en el que nos encontramos inmersos en el Subte en este momento, tiene su origen en la firma del Acta Acuerdo por parte de la UTA y Metrovías que perjudica notablemente a los trabajadores y en particular en el sector de boleterías imponiendo la flexibilización y precarización de los puestos de trabajo.
Luego del paro realizado el 14 de julio y de no haber hecho caer el acta se realizaron asambleas en los tráficos y talleres y se promovió retomar con la medida de fuerza. Dado que nos encontrábamos a escasos días del ballotage en la Ciudad de Buenos aires, el Cuerpo de Delegados anunció un paro por tiempo indeterminado entendiendo que esta situación nos posicionaría de mejor manera al momento de pelear.
Unos días antes de las elecciones el Jefe de Gabinete Alberto Fernández solicitó una reunión con el Cuerpo de Delegados y en esa oportunidad el mismo Kirchner se entrevistó con ellos y pidió 24 horas para la solución frente a los siguientes puntos: anulación del Acta Acuerdo, recomposición salarial, insalubridad para todos los trabajadores del Subterráneos, no más máquinas expendedoras.
Es así que se informó esta propuesta en las cinco líneas y se asintió en esperar un día más.
El otro día el Sr. Fernández dijo que no podían desde el Poder Ejecutivo intervenir sobre estas cuestiones, alegando que la insalubridad es potestad de la Policía del Trabajo y que para decidir sobre ello debíamos recurrir a ese organismo, que el Acta Acuerdo no se caería y que con respecto al dinero, la UTA había firmado un nuevo acuerdo en el que incluían $121 más el básico, lo que equivaldría al decreto de Kirchner.
Esta actitud provocó gran enojo y descontento en el conjunto de los trabajadores y potenció la necesidad de retomar las medidas de fuerza. Todo hacía suponer que se haría paro, pero en esa misma jornada Antuña se comunicó con el Delegado Pianelli (Línea E) y manifestó que se daría la insalubridad a algunos sectores. Es así que se reunieron un sector del Cuerpo de Delegados con Antuña y aceptaron la firma de una resolución que dictaba la insalubridad para tráfico y talleres, excluyendo al taller Polvorín y a la totalidad de las boleterías.
Ese hecho provocó una gran fragmentación entre los distintos sectores. Por un lado, el tren percibía una idea de triunfo por ser beneficiados con dicho dictamen y por el contrario decepción, enojo, etc. en los boleteros.
El Cuerpo de Delegados -en su mayoría- sostiene que se trata de un triunfo histórico, dado que hace casi 40 años que no se dicta una resolución de esta magnitud y que ahora hay que pelear por la efectivización de la jornada y el alcance de ella para la boletería en un futuro.
Hoy en día los guardas se están retirando al cumplir las 6 horas de trabajo entendiendo que ya es vigente esta realidad para ellos y el mes entrante harán lo mismo los conductores.
Desde mi punto de vista no hablaría de triunfo, dado que si bien hay más resolución para tráfico y talleres, estamos más divididos que en ninguna otra oportunidad. Creo que fue un error haber aceptado sólo para algunos sectores, dado que era el gobierno el que estaba desesperado para que no perdiera Ibarra y que son peores las condiciones cuando “la peleamos” por separado.
Aunque es importante que los guardas se hallen organizando para promover la real efectivización de las 6 horas.
Por nuestra parte, a los boleteros nos queda impulsar la unificación entre los distintos sectores, reconstruyendo la unión entre todos los trabajadores, porque esto es sólo un punto en el iceberg y nos queda mucho por consolidar.