El pasado sábado 11, Raúl Castells cumplió un mes de huelga de hambre. Sus compañeros del MIJD han denunciado en comunicados de prensa que sus órganos, especialmente el corazón, se encuentran gravemente deteriorados. Un mes de huelga de hambre al que la justicia y el gobierno de Kirchner vienen respondiendo con la más absoluta de las indiferencias. Los medios reflejan los “incidentes” y apenas soslayan el hecho de que la vida del dirigente de los jubilados y desocupados peligra porque salió a reclamar alimentos a la multinacional negrera de McDonald’s y recibió a cambio una orden de arresto por “extorsión”.