Al cierre de este número, bajo la atenta mirada de Kirchner, la Unión Obrera Metalúrgica cerraba con las patronales un aumento salarial del 19% y un básico que está -incluso- muy por debajo de lo conseguido por el SMATA. Desde una metalúrgica de Quilmes, asoma la verdadera historia de la ganancia patronal y el salario obrero.

El realineamiento político de los gremios con el gobierno de K se vio en la plaza del 25 pero se hizo concreto a la hora de cerrar las paritarias con el 19% de aumento salarial. Si tomamos el 6% de la inflación en el primer semestre del año, queda al descubierto que este miserable aumento no representa un incremento real. El poder adquisitivo de los trabajadores todavía está muy por debajo de lo que ganaba cualquier operario antes de la devaluación. La UOM no escapó a este acuerdo con el gobierno y los empresarios y para redondear los favores, firmó una paz social de 8 meses.
Desde la devaluación, la industria metalúrgica incrementó un 34% su productividad, el sector más favorecido es el autopartistas y dentro de éste, los que exportan sus productos a precios muy competitivos gracias a la mano de obra barata. Esto se refleja patentemente en Visteon. La firma exporta a Europa, EE.UU. y América Latina. Desde el 2002 tienen ganancias por $60 millones anuales y su productividad aumentó considerablemente. En sus declaraciones a “Latin Trade” el presidente de esta empresa en Argentina señaló que “Después de la crisis la empresa es más competitiva. Se habla de China pero en Argentina el 96% de la población sabe leer y hay 80 universidades, la capacitación hace que el trabajo sea más productivo...esto surge de la combinación entre capital humano, bajos costos y alta competitividad.” La voracidad de esta multinacional yanqui intenta ir por más. Hace semanas anunciaron su intención de imponer el turno americano, para así flexibilizarnos más y obtener más ganancias.
Muchos compañeros en el laburo reniegan de este miserable aumento y de los permanentes atropellos pero opinan que no hay salida ya que somos “simples operarios” comparado con el poder que tienen los burócratas del sindicato y el gobierno. Es una pelea dura la que hay que dar para cambiar esta realidad, pero se puede hacer solo desde las bases, desde esos “simples operarios”. Nosotros organizándonos, unidos con nuestra única herramienta que es nuestro puesto de trabajo, podemos empezar a cambiar la historia.
Sería distinto si la UOM llamara a un congreso de delegados, elegidos democráticamente en asamblea, que lleven todos los mandatos de los compañeros reclamando un verdadero aumento salarial y votáramos duras medidas de lucha para garantizar el triunfo de los trabajadores. La UOM está lejos de hacer esto, pero tenemos que plantearnos la necesidad de aportar todos en una organización pacientemente para empezar esta pelea.

Trabajador Metalúrgico