En las últimas semanas el movimiento obrero ha dado grandes luchas por aumento salarial en los conflictos de los petroleros y camioneros, mediante movilizaciones y toma de plantas en un caso y de piquetes y “trabajo a reglamento” en el otro, producto de lo cual obtuvieron sendos triunfos. Lo mismo se dio en el conflicto de los trabajadores de la pesca en Mar del Plata. Estos gremios son la avanzada de una nueva situación de la clase obrera en la cual amplios sectores de los trabajadores tienen disposición a salir a la lucha para recuperar lo perdido por la inflación, lo mismo pudimos ver hace pocas semanas en la fábrica Siderar, como ya hemos comentado en números anteriores de La Verdad Obrera.
También en los últimos meses hubo conflictos y huelgas en las tercerizadas como Atento de Telefónica, el delivery de Mc Donald’s, Aerohandling de Aerolíneas, Taym de subte, Cargo de Volswagen, las contratistas de Siderar entre otros, y actualmente en las empresas contratistas de subtes y el Ferrocarril Roca. La particularidad que tiene este sector, es que su lucha apunta objetivamente contra las leyes de flexibilización laboral impuestas por el menemismo y que perduran hasta el día de hoy. Estas leyes, permiten, entre otros atropellos, que por ejemplo dentro de una gran fábrica, existan distintas empresas menores y subsistan distintos gremios, permitiendo así la división del movimiento obrero por un lado, y la baja del salario por el otro. Con sus luchas, este sector de trabajadores –precarizado- intenta recuperar las conquistas perdidas.
Tanto los analistas políticos, los empresarios y el gobierno, ven con temor estas luchas ya que amenazan las conquistas obtenidas por la patronal durante el menemismo y mediante la devaluación. Ante esto, la UIA con la presta solicitud de la burocracia sindical, impulsa un pacto social entre ellos, el resto de la patronal y el gobierno, con el objetivo de ponerle un “corsé” a las luchas del movimiento obrero, para así evitar que las mismas no amenacen las extraordinarias ganancias patronales.
Ante esta perspectiva los trabajadores debemos luchar por impedir todo tipo de pacto social e imponer a la burocracia, en todos los sindicatos un plan de lucha por un salario de $1.800, el costo de la canasta familiar, ajustado por la inflación; y la anulación de las leyes de flexibilización laboral impuestas durante el menemismo, el gobierno de la Alianza y legitimadas por Kirchner.
Por otra parte, las recientes duras luchas que llevan adelante los trabajadores de las empresas tercerizadas del ferrocarril y de subte, se han visto inmediatamente apoyadas por la solidaridad de otros trabajadores como los del Garrahan, Lan, telefónicos, entre otros. Esto manifiesta la posibilidad y la necesidad de una coordinación permanente de estos conflictos, para rodearlos de solidaridad, unificarlos para superar las traiciones de la burocracia, evitar las represalias patronales, ayudando a que triunfen. Así se pueden ir sentando las bases de una alternativa a la burocracia sindical de la CGT y la CTA.
En estas páginas realizamos unas crónicas de estas últimas luchas.