En el número anterior de La Verdad Obrera demostrábamos que Kirchner pone el Presupuesto Nacional al servicio de los capitalistas y el pago de la deuda externa, estableciendo –en este aspecto– una continuidad con los gobiernos de Menem y De La Rúa. Pero, como si esto fuera poco, desde el punto de vista de los recursos para financiar dicho presupuesto, la política es aún más regresiva. Esto es así porque el grueso de los ingresos estatales provienen del IVA que pagan los que menos tienen (ver recuadro) y de las contribuciones a la Seguridad Social, también llamado salario diferido, que juntos suman el 50,63%.
El otro rubro que aporta una suma considerable a las arcas del Estado es el Impuesto a las Ganancias, en el cual están comprendidos unos 700.000 trabajadores.
Por otra parte los grandes beneficiados de la política gubernamental, los exportadores, solo contribuyen con el 12,86%. Y los especuladores, que “en pocas horas algunos ganan $100.000, un millón o más por la suba del cupón PBI o un bono” según Clarín del 20/11/06, no pagan ningún impuesto. Por su parte aquellos que lucran con la especulación inmobiliaria sólo tributan el 1,5% por cada operación.
Por supuesto hasta aquí se ha supuesto que todo el mundo paga sus impuestos, algo absolutamente fuera de la realidad. Mientras que los trabajadores no pueden escapar de la mira de la AFIP, los capitalistas realizan todo tipo de maniobras para evadir, desde la sobre o subfacturación, hasta la apropiación lisa y llana de los aportes que los trabajadores hacen a la Seguridad Social o a las obras sociales, como se puede ver en el caso del Hospital Francés.
Los trabajadores, que somos los que producimos la riqueza del país y recibimos la minoría del ingreso nacional, debemos incorporar a nuestras demandas el reclamo del reemplazo de este regresivo sistema impositivo, luchando por impuestos progresivos para que paguen más los que más tienen.
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El impuesto al Valor Agregado (IVA)

Este tributo lo paga el consumidor final, así los trabajadores que consumen todo lo que ganan pagan un 21%, en números significa que por cada $1.000 que gasta un empleado sólo $790 corresponden a bienes y $210 de impuestos. También se puede hacer otra cuenta: si un trabajador gana $1.000 por mes, al cabo de un año gana $12.000, de éste importe $2.520 son los que paga de impuesto, entonces desde este punto de vista se puede afirmar que el trabajador tiene que trabajar 2,5 meses para pagarle al fisco.
Para ver la inequidad de este impuesto basta compararlo con un sueldo de un ejecutivo: supongamos que éste gana $10.000 por mes y que de este valor $5.000 los gasta y el resto lo acumula. El importe que paga por IVA será de $1.050, en otras palabras sólo paga el 10,5% de su ingreso por este tributo.
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El impuesto a las Ganancias

Kirchner mantiene congelado el mínimo no imponible, hoy en $2.215 para los solteros y $2.954 para los casados. En los ’90 equivalía a 11,5 veces el salario mínimo vital y móvil y hoy representa 3 veces este valor.
También mantiene la suba del porcentaje a pagar que impuso Machinea, el ministro de Economía de De La Rúa, que pasó del 6% al 9% para los trabajadores de la categoría más baja, y del 10% pasó al 14% para la siguiente.
Así este impuesto que debería gravar a quienes más tienen, también afecta a aquellos trabajadores que recuperaron algo de lo perdido en estos años.