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Nacionales

Proponen pagar la deuda con hambre y entrega

¡Que el pueblo decida!

15 de junio 2004

Kirchner y Lavagna anunciaron una nueva propuesta a los acreedores externos y a los organismos internacionales de crédito para comenzar a pagar la deuda. El presidente y su Ministro –con la ayuda de los medios de comunicación- quieren convencer a la población de que su oferta es la única negociación realista y posible para hacer frente a las presiones del FMI y los fondos buitres. La “causa nacional” que ahora predica el gobierno ya no es la de “primero la deuda interna” sino la salida del default con hambre, miseria y entrega. El compromiso oficial embarca además al estado argentino en las aventuras imperialistas del asesino Bush enviando tropas argentinas a cumplir funciones de policía en Haití.
El gobierno dice ser la “renovación” política, pero al igual que los viejos dirigentes radicales y peronistas, proscribe la opinión popular en asuntos públicos de tamaña envergadura. Los principales perjudicados: los desocupados, los docentes, los trabajadores de la salud, los empleados estatales, las amas de casa, los pequeños comerciantes, los chacareros pobres, los estudiantes, los profesionales, los obreros de la industria y los servicios, son todos convidados de piedra a la hora de decidir.
Los socialistas revolucionarios llamamos a que se haga oir la voz y sentir voluntad del pueblo, contra el engaño que prepara el gobierno, impulsando un referendum vinculante, plebiscito o consulta popular que permita –mediante el voto- a todo mayor de 16 años rechazar esta política que sigue la senda de los gobiernos de la burguesía argentina de capitulación frente al imperialismo.

Contra la opresión imperialista

Los trabajadores y el pueblo tienen que decir no al envío de tropas a Haití. De concretarse la colaboración argentina, las Fuerzas Armadas volverán a la acción, cumpliendo funciones de policía de una ocupación militar luego de un golpe pro yanqui, cuya víctima es un pueblo hundido en la pobreza por el saqueo imperialista. Kirchner hace gala de defender los derechos humanos pero no duda en tender su mano a Bush –al igual que Lula- en momentos en que las aberraciones cometidas en las prisiones iraquíes, desnudan los fines criminales de la “guerra antiterrorista”. Además, sienta un siniestro precedente para la intervención conjunta de los ejércitos de Brasil y Argentina, en zonas conflictivas de nuestra América, como puede ser la agitada Venezuela de Chávez e incluso Bolivia, en caso de que obreros y campesinos pongan en jaque al gobierno continuista de Mesa.

Loas del establishment


Mientras a la mayoría popular se le niega el derecho a decidir sobre su futuro, la palabra de los grandes patrones tiene peso fundamental a la hora de apuntalar la propuesta del gobierno.
La gran burguesía agrupada en AEA -e incluso los voceros del establishment nucleados en FIEL- ya manifestaron su apoyo a la buena voluntad de Kirchner para con los fondos buitres y los acreedores. Los políticos patronales también acompañan esta actitud servil. López Murphy, Duhalde, Alfonsín, junto a la “prensa seria”, como Clarín y el derechista La Nación, ya dieron su aprobación.
Mientras se preparan a pactar con el FMI y le niegan a los trabajadores estatales un miserable incremento de $250, los funcionarios kirchneristas se aumentaron el sueldo a 6000$. Para ellos se mantienen los privilegios, para el pueblo, no habrá mejoras salariales, ni en la educación, ni en la salud y mucho menos una salida de la asistencia social para los más pobres. El “capitalismo serio” prometido por Kirchner inaugura un nuevo capítulo de la entrega nacional y del ataque a las condiciones de vida de la población.

Una auténtica causa nacional


Es urgente para la suerte futura de los trabajadores y el pueblo pobre, movilizarse y confrontar contra el gobierno y este nuevo intento de profundizar la subordinación del país. La lucha de los estatales, los docentes, y los trabajadores de la salud pública por su salario tiene que postular al conjunto de las masas el rechazo al pago de la deuda externa y la ruptura con el FMI. Para este fin es necesario imponer que los sindicatos y las centrales, que como la CTA se manifiestan contra el acuerdo, rompan su alianza con el gobierno y se pongan a la cabeza de impulsar un referéndum para que el pueblo decida.
Las organizaciones obreras y los movimientos piqueteros combativos, los partidos de izquierda, los centros y federaciones estudiantiles, todos los movimientos y personalidades que se reclamen antiimperialistas y democráticas deben concentrar sus esfuerzos en poner en marcha un gran movimiento contra la deuda y el envío de tropas a Haití, proclamando como una gran causa nacional la lucha contra el imperialismo y exigir e imponer el derecho del pueblo a decidir soberanamente sobre asuntos tan importantes para el destino de la nación.

Referéndum, plebiscito o consulta popular vinculante


Los trabajadores y el pueblo tienen que impulsar un gran debate nacional sobre la deuda y un referéndum, plebiscito o consulta popular vinculante para que sean ellos mismos los que decidan si quieren seguir sometidos al saqueo del país. Si se sigue pagando la deuda o no, romper con el Fondo y el imperialismo, qué hacer con el envío de tropas a Haití.
Un referéndum vinculante que permita a la gran mayoría de la población expresar su voluntad, donde se presenten varias opciones -que no sea por sí o por no-. Donde las organizaciones de los trabajadores y partidos de izquierda puedan levantar sus propias alternativas y se les garantice el acceso gratuito e igualitario a todos los medios de comunicación. Llamamos en particular al diputado Luis Zamora y al Partido Obrero que se han manifestado a favor de que el pueblo vote sobre estos asuntos a impulsar en común esta propuesta.
La democracia de Kirchner es una democracia para ricos donde decide el gran capital y el imperialismo. Los socialistas revolucionarios luchamos por una república obrera basada en las organizaciones de democracia directa de las masas. Solo así se puede lograr la total independencia de la nación y transformar de cuajo el actual orden social. Un referendum no puede derrotar al imperialismo ni ponerle un punto final a la política entreguista del gobierno. Pero la lucha por el derecho democrático del pueblo a decidir con su voto sobre su futuro es un motor para la movilización popular para hacer pesar su punto de vista y sus demandas en la escena política nacional, debilitando las maniobras oficiales. Es un arma adicional para fortalecer y dar perspectiva nacional a las actuales luchas que están encarando los trabajadores en todo el país.
Es necesario intervenir activamente y retomar la senda de la lucha independiente y la ampliación de los derechos democráticos del pueblo contra esta nueva capitulación de otro gobierno de la burguesía argentina.

Una respuesta obrera y popular


La propuesta de Kirchner a los acreedores y la pleitesía rendida a las exigencias del FMI son una muestra de lo que significa el proyecto del “capitalismo serio” que postula el progresismo oficial, un presente y un futuro de penurias para las grandes mayorías.
Es la clase trabajadora, aliada a las clases medias y el pueblo pobre, la única que tiene un interés auténtico en los destinos de la nación y la fuerza social para presentar una alternativa verdaderamente progresista: terminar con el hambre, la desocupación y los bajos salarios (como demandan los estatales en lucha). El crecimiento económico del que se vanagloria Lavagna se sintetiza en el aumento extraordinario de las ganancias capitalistas y la explotación obrera. La crisis energética desnuda que son incapaces siquiera de industrializar al país y los nuevos compromisos que se pretenden adquirir –más que atraer inversiones- terminarán vaciando las arcas públicas y destruyendo aún más las fuerzas productivas nacionales. La clase obrera es la única que puede luchar por una salida favorable a la nación explotada y oprimida: la reducción general de la jornada de trabajo para que trabajando menos horas todos puedan trabajar acabando con la desocupación y, con un salario a nivel de la canasta familiar, satisfacer sus necesidades. Para obligar a que la crisis la paguen los grandes capitalistas nacionales y extranjeros, hay que imponerles impuestos progresivos, romper con el FMI y al Banco Mundial, no pagar la deuda, estatizar la banca y las AFJP bajo administración de los trabajadores y jubilados para establecer un sistema previsional único que garantice como mínimo el 82% móvil, y reestatizar las empresas privatizadas bajo control de sus trabajadores y los usuarios particulares.
Los trabajadores –a diferencia de la burguesía y sus políticos- no tienen nada que perder más que sus cadenas y están interesados en la unidad latinoamericana, de obreros y campesinos, para luchar exitosamente contra los mismos males que padecemos, cuya causa más importante se encuentra en la dominación imperialista.

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