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Mundo Obrero

¿Por qué volvió a parar el Subte?

El lunes 30 de junio, los noticieros anunciaban que no había servicio de subte por medida de fuerza gremial, pero no dijeron que ésta se debió a que METROVIAS iniciaba un concurso de ascensos discriminatorio con la complicidad de la UTA.

Claudio Dellecarbonara

3 de julio 2008

El lunes 30 de junio, los noticieros anunciaban que no había servicio de subte por medida de fuerza gremial, pero no dijeron que ésta se debió a que METROVIAS iniciaba un concurso de ascensos discriminatorio con la complicidad de la UTA. Se buscaba poner a dedo a parientes y acomodados de la empresa y del gremio en puestos superiores. Algunos de ellos, integrantes de la patota de la UTA.

Los concursos fueron sorpresivos en las líneas C y D, e intentaban sumarlos a los que ya se venían imponiendo en el sector de instalaciones fijas.

La respuesta de los trabajadores fue inmediata: se paralizaron primero las líneas C, D y B para sumarse luego la E, la A y el Premetro. Un hecho nuevo fue el paro de la línea H, que la burocracia se jacta de manejar. Los trabajadores en asamblea decidieron sumarse a la medida.

En el transcurso del día, los medios amplificaron las voces de Metrovías, la dirección de UTA y de diferentes funcionarios del gobierno presentando a los huelguistas como delincuentes, a la vez esparcían rumores de que el Ministerio de Trabajo habría convocado a las partes (empresa-gremio) para destrabar el conflicto.

A las 17.30 se conoció una promesa de un funcionario ministerial. A cambio de levantar el paro ofrecían una reunión (entre Metrovías y la UTA) para discutir un sistema de ascensos y la posibilidad de sumar a la lista de los cursos a compañeros que le correspondería por antigüedad, pero sin sacar a los acomodados.
Conocida la noticia se realizan asambleas para debatir la “oferta”.

La C, B y E rechazan y exigen que se suspendan los cursos irregulares; la A vota acatar la decisión de la C; y la D acepta la oferta. Quedaba muy claro que la elección mayoritaria era mantener el paro. Lamentablemente en un grave error metodológico, los delegados de la línea D, en forma unilateral terminaron levantando el paro. De esa manera se abría una brecha en la organización que fue aprovechada por el Ministerio para dictar una “extraña” conciliación obligatoria favorable a Metrovías donde no se mencionan los motivos que originaron el conflicto y desconoce al cuerpo de delegados como interlocutor válido.

Desde el paro del 12 de mayo, cuando logramos parar las elecciones truchas, la confianza de los trabajadores en sus fuerzas viene en aumento. Esto quedó constatado en la contundencia de la medida del pasado lunes.

Este momento debe ser aprovechado para sacar algunas lecciones. En primer lugar, tener en claro que la forma en que interviene el gobierno responde a su relativo debilitamiento, en este caso buscando evitar mayores conflictos con vagos ofrecimientos. Pero que no duda jamás en beneficiar a empresarios y burócratas. Por eso, no hay que dejarse seducir por promesas y mucho menos priorizarlas por sobre la decisión de las asambleas en su conjunto y de las medidas que éstas votan.

Para no volver a cometer errores que terminan jugando en contra de la unidad lograda en la lucha, debemos fortalecer y profundizar el método que nos diferencia de la burocracia sindical: asambleas con mandato por mayorías y minorías.

En otro aspecto, tenemos que prepararnos para los próximos enfrentamientos evitando tomar medidas apresuradas. En tal sentido, no podemos regalarle la opinión pública al gobierno, la empresa y los medios. Es prioritario buscar un diálogo con los usuarios (volantes, apertura de molinetes, etc.) para contrarrestar las campañas tendenciosas y llegar al paro en mejores condiciones. En un medio como el nuestro, el usuario puede ser uno de los factores determinantes para inclinar la balanza en un conflicto, por eso la importancia de tener política hacia el pasajero.

Hoy estamos en mejores condiciones de parar los ataques de Metrovías y la UTA, frenar los desafueros a los delegados y las causas penales y anular el punto 8 flexibilizador. Pero para ello debemos mejorar la organización de los trabajadores, y para lograrlo es imprescindible la participación activa de la mayor cantidad de compañeros, único reaseguro para un correcto funcionamiento del cuerpo de delegados.

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