La provincia de Santa Fe viene siendo “la capital de los despidos”, pero también de la resistencia obrera ante el chantaje y la prepotencia patronal.
Desde las grandes metalúrgicas de Villa Constitución (ver aparte) hasta las cerealeras y aceiteras de Puerto General San Martín, se multiplican los conflictos por cierres, despidos, suspensiones o reclamos salariales.

En Rosario, el caso testigo de la empresa Mahle, ocupada por sus trabajadores ante el cierre repentino de la multinacional alemana, es más que emblemático. Tras meses de prometer nuevos inversores, tan solo dos días después de las elecciones legislativas, resultó que Vasena no era solvente.

Nuevamente la Provincia, la Nación y la UOM prometieron un nuevo inversor, Aros Kim. Este martes se esfumó también esa promesa. Ahora el gobierno propone un fideicomiso mediante el Banco Nación haciendo parte a los trabajadores. Un verdadero engaño para que se hagan cargo de las deudas y el destino de la producción. Basta de mentiras. Que el gobierno expropie la planta y que esté bajo el control de sus trabajadores, los únicos verdaderamente interesados en mantener la fuente laboral.

La fábrica de lentes Balbazoni también cerró sin previo aviso dejando a 70 trabajadores en la calle. Los patrones, que además son propietarios de tierras, quieren pagar los sueldos adeudados y el aguinaldo en cómodas cuotas y la indemnización al 75% de acá a un año. El gobierno también promete inversores que hasta hora son fantasmas. En cambio los trabajadores se mantienen firmes y algunos sectores reclaman la expropiación y el control obrero.

La CGT provincial mantiene su alianza inamovible con el empresariado local, o a lo sumo hace de agente inmobiliario del gobierno ofreciendo fábricas cerradas a nuevos inversores. Hay que terminar con estos traidores.

Las CTA tiene un discurso más combativo que la CGT, pero no es una verdadera alternativa. En todo este tiempo no convocó ni a una sola marcha por el triunfo de estos conflictos. Ni qué hablar de un paro. Mientras tanto en la base de cada fábrica hay mucha impaciencia.

Es urgente que los propios trabajadores en conflicto, empezando por los de Mahle y Balbazoni, convoquen a un gran Encuentro Obrero por el triunfo de Mahle, Balbazoni y todas las luchas de la región, la única manera de que la crisis no la paguemos los trabajadores sino los patrones y sus partidos.

Un encuentro de este tipo, amplio y unitario, donde participen todos los gremios combativos y en lucha, los Centros de Estudiantes combativos, los partidos de izquierda, los organismos de derechos humanos, etc., sería un enorme paso y un verdadero punto de referencia para los trabajadores de toda la región. Sería un importante paso para conquistar un verdadero congreso de trabajadores y delegados de base de la región.

Todas las organizaciones obreras y populares deben ponerse a entera disposición de estas luchas e impulsar esta tarea fundamental.

Sebastián Quijano