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Informaciones Obreras

Córdoba

Por el Control Obrero y una política de los trabajadores

7 de agosto 2002

Normalización y control obrero

Debemos también ser críticos en lo que respecta a la conducción del gremio, ya que si bien se ha denunciado esta situación se mantiene en la tregua con el gobierno desde las jornadas de lucha del 19 y 20 de diciembre.
Exigíamos la “normalización” de la empresa y el gobierno la hizo, pero con su criterio. Colocó en el directorio a representantes de la UIA, de las cooperativas eléctricas y un miembro de la UTE, el organismo creado para vender la empresa.
En Córdoba nuestra lucha está dentro de una situación distinta que la de la Capital donde existen organizaciones progresivas coma las asambleas barriales. Aquí la lucha se da sólo en los gremios estatales y algún otro sector y se está creciendo en organización de desocupados.
Los gremios con sus conducciones burocráticas, para lavarse la cara presionados de alguna manera por sus bases, están hoy un poco mas a la izquierda. El gobierno se encuentra en franca caída. Retrocedió el año pasado con las privatizaciones, con los ataques a los estatales y no puede llevar adelante el ajuste prometido en el plan de los 14 puntos con el FMI. Ha inundando la provincia de bonos devaluados, pagando con éstos casi el 70 % de los sueldos de los estatales. A pesar de esto se juega la candidatura nacional como uno de los potables para el recambio institucional del régimen.
Los trabajadores de Luz y Fuerza tenemos que salir a la calle y retomar la lucha. Quizás en peores condiciones que el año pasado, cuando nuestro conflicto era muy popular y protagonizamos marchas de 30.000 personas. Es necesario que nos volquemos a participar en las pocas asambleas barriales que comienzan a surgir; retomar el diálogo con los sectores más empobrecidos. Hacerles comprender que también es una lucha de ellos pelear por una tarifa social en su beneficio y que sean los grandes monopolios los que más paguen, organizando comités de usuarios.
Para esto los trabajadores tenemos que luchar para imponer el control en el manejo de la empresa a través de una Comisión Fiscalizadora como el Astillero Río Santiago. (algo que es visto como una utopía por los “dirigentes” del gremio), para avanzar hasta el control obrero de la EPEC con representantes de los trabajadores, con mandato revocable, elegidos democráticamente en asamblea, única garantía para hacerla funcionar en beneficio de toda la población.

Los trabajadores y la política

Desde la conducción del sindicato de Luz y Fuerza se viene insistiendo en la necesidad de conformar un “espacio politico” basado en algunos sindicatos que se han opuesto al gobierno de De la Sota, junto a la FUC y las Apymes. Que los trabajadores hagamos política es correcto y necesario, pero hay que advertir que este justo argumento pretende ser utilizando para que el peso y el prestigio ganado por el sindicato termine favoreciendo a políticos enemigos de los trabajadores. De ahí que en la fiesta de festejo del día del “Trabajador del Electricista” se permitiera que políticos como Carrió - ex diputada de la Alianza y alfonisinista- fuera una de las principales oradoras. El diario Página/12 del día siguiente citó su declaración que dice “La política general es mantener los servicios públicos en manos privadas”.
Además de esto el Electrum –periódico del gremio- informa que mantuvo una reunión con el gobernador de Santa Cruz, Nestor Kirchner donde señalan que “se tuvieron coincidencias sobre la política nacional”. Es un error grave apoyar a estos políticos de los patrones como Kirchner, uno de los grandes privatistas y gobernadores antiobreros que hay en el país, responsable de la entrega de la Mina de Río Turbio.
Es hora de que nuestras organizaciones dejen de ser utilizadas para encumbrar a políticos que gobernarán contra nosotros. Esto fue lo que pasó primero con la Alianza y después con Duhalde.
Es hora de que los trabajadores tengamos una política independiente. Sí, es necesario que las organizaciones obreras hagan política porque realmente se necesita una salida de fondo. Pero no para nuestros enemigos sino para nosotros mismos. El espacio o movimiento que se plantea desde la conducción del sindicato tiene que ser un movimiento o un partido propio de los trabajadores, basado en sus sindicatos opositores y los movimientos de desocupados. Organizado democráticamente en base a asambleas de base y con un programa propio que contemple nuestras necesidades e intereses, para que en verdad sean los grandes capitalistas los que paguen los costos de esta crisis.

Prensa

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