A pesar de que faltan 14 meses para las elecciones presidenciales de octubre todos están en campaña, el mapa electoral sigue en proceso de composición. En las filas del kirchnerismo, que aunque se siente ganador en las presidenciales no tiene un buen panorama en Santa Fe y en la Capital, hay varios postulantes para cada candidatura. En la oposición burguesa, por su parte, no hay aún nada definido. Mientras la derecha parecería inclinarse por el trío entre Macri-Blumberg-López Murphy (dejando de lado a Sobisch), la candidatura de Lavagna parece no levantar mucho vuelo. La Nación del 15-08-06, en un artículo titulado Señal de alarma en el armado de Lavagna, señala que la floja performance en las encuestas, la reunión de los “radicales K” y el débil apoyo cosechado en los sectores no kirchneristas del peronismo muestran que “la probable candidatura del ex ministro de Economía, de pronto, pareció verse más complicada que nunca”. 
Esta situación de debilidad de la oposición burguesa no es sólo expresión de la fortaleza relativa del kirchnerismo y su política de cooptación a partir del control de la caja estatal, sino también producto de que, a pesar de que vamos por el cuarto año de crecimiento del PBI al 8 ó 9% anual, la recomposición del régimen capitalista ocurrida luego de la crisis de diciembre de 2001 es limitada, centrada fundamentalmente en el fortalecimiento de la figura presidencial y el colchón que da a los choques sociales el crecimiento económico.
Algo similar se da en los sectores de centroizquierda que no están alineados con el gobierno. El ARI se debate sobre qué lugar ocupar, con una Elisa Carrió que frecuentemente critica al gobierno por derecha, como en el caso de las retenciones a los ganaderos. Por su parte, el fantasmal “Encuentro de Rosario” (que agrupa a los sectores no kirchneristas de la CTA, al PS, al PC del banquero Heller y al sector radical de Margarita Stolbizer) sólo logró acordar el respaldo a la candidatura de Binner en Santa Fé, un candidato que no tiene empacho en manifestar su apoyo a diputados que participan de “misas del perdón” a torturadores y genocidas de la dictadura junto a nefastos personajes como Von Wernich, el cura Grassi y Cecilia Pando, como el miembro independiente de la bancada de diputados del PS, Pablo Zancada (ver Página 12, 31-07-06).
 
Dos políticas en la izquierda
En lo que hace a la izquierda, el sector del MST que encabeza Vilma Ripoll –que acaba de consumar su ruptura con el MST “El Socialista” sin clarificar públicamente los motivos de la fractura-, cuyos planteos políticos se asemejan cada vez más a la centroizquierda dejando de lado cualquier referencia al trotskismo y, aún, al clasismo, se apresta a lanzar la candidatura presidencial de Patricia Walsh buscando una suerte de reedición de Izquierda Unida, pero esta vez junto a Mario Cafiero (quien viene de ser orador de un acto en el aniversario de la Reconquista junto a seineldinistas y procesistas) y otros consortes. 
Frente a esta política de colaboración de clases sostenida por el MST-Unite, es preciso que los trabajadores pongamos en pie una oposición de clase al gobierno y a las distintas variantes patronales y de conciliación de clases. Desde el PTS venimos proponiendo a los partidos de izquierda (como el PO, MST “El Socialista”, MAS, etc.), y a los dirigentes sindicales de las principales luchas y organizaciones combativas como el cuerpo de delegados del subte, los obreros de Zanon, los ferroviarios opositores a Pedraza, los luchadores de las juntas internas del Garrahan, el Francés y otros hospitales en lucha, la formación de un Frente Clasista y de la Izquierda Socialista para presentar una perspectiva obrera ante la Argentina sin salida para las mayorías populares que nos proponen los políticos de los capitalistas. Un Frente dedicado a desarrollar el apoyo a las luchas en curso (como la de TVB o el Hospital Francés) y la acción política independiente de la clase obrera, que promueva a los nuevos dirigentes combativos de los trabajadores, proponiéndolos como principales candidatos, incluída la fórmula presidencial, para las elecciones del 2007. 
Para impulsar este planteo, llamamos a los lectores de La Verdad Obrera a realizar pronunciamientos a favor del mismo en los lugares de trabajo y estudio.