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Paro nacional ya

19 de mayo 2005

Las recientes declaraciones de Economía Roberto Lavagna contra el “populismo setentista” que presiona por “la expansión del gasto público” fue respondida por Aníbal Fernández quien salió al cruce afirmando que la única opinión que vale es la del Presidente. Los cortocircuitos en el Gabinete expresan las tensiones que recorren al Poder Ejecutivo como producto de la interna del PJ, las orientaciones a seguir con respecto a la negociación de la deuda y la política salarial en el marco de una creciente protesta laboral. El reclamo de Lavagna que expresa el interés de la patronal más concentrada que viene obteniendo ganancias siderales, apunta a ponerle un límite a la tentación kirchnerista de dar algún aumento por decreto y recurrir a lo que Lavagna llama demagogia financiada por las cajas públicas, en plena campaña electoral presidencial. No es que a Lavagna le preocupa el destino de los fondos del estado sino que le interesa hacer buena letra ante el FMI en un momento importante de las negociaciones por la deuda externa. Quien lo expresó cabalmente fue el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, uno de los principales colaboradores de Lavagna: “la negociación externa está atada a la negociación interna”. Además, sostuvo que el peso de los pagos de la deuda es tan fuerte en las próximas décadas que no hay espacio para “aumentos por decreto”. En el caso de Kirchner tampoco es que le preocupen –como gustan presentar D’Elía y los transversales- los ingresos de los trabajadores, sino que busca asentar su imagen otorgando algunas migajas cuando ya la inflación se está comiendo aceleradamente los salarios y se agrava la miseria de los desocupados.
Dentro de la misma CGT ya se perfilan divisiones profundas que pueden dar por tierra la precaria unidad lograda en el triunvirato de Moyano, Rueda y Lingieri. Ya los “Gordos” Cavallieri, West Ocampo, Daer, secundados por Rueda, anunciaron que no aceptarán una CGT dirigida por Moyano. Sean como sean los alineamientos que se den, las fisuras en el gobierno pueden estar preparando un futuro choque que tenga su correlato en el PJ, la burocracia sindical y en las filas de la misma burguesía. 

Crecen las luchas

El conflicto oficial se da en un marco de un creciente proceso de luchas reivindicativas de los trabajadores. Desde las plantas pesqueras de Madryn, pasando por los trabajadores bancarios, los docentes, los estatales y los de la salud. Incluso la UOM amenaza con salir a la lucha en las grandes siderúrgicas.
La clase obrera comenzó una lucha masiva por el salario. La respuesta del gobierno a esta situación ha sido una y sin fisuras, oponerse a los reclamos de los trabajadores, desprestigiar la lucha obrera acusando a sus dirigentes de tener objetivos “políticos” cuando no directamente ningunearla.
La CGT brilló por su ausencia en todos estos reclamos, y hasta ahora no dijo una sola palabra. Mucho menos aún amagar con una medida de fuerza. Si bien varios sindicatos como el SMATA, los bancarios, o los judiciales han realizado acciones, esto ha sido producto de la presión de la base más que de la política de su dirección. La tónica de las nuevas luchas salariales está marcada por la fuerza que viene de abajo y en muchos casos por el protagonismo de los activistas. Lo novedoso, es el comienzo de la lucha de clases del proletariado industrial (ver nota).
Por su parte, la CTA se debate entre el aliento en la nuca de la lucha de sus bases docentes, estatales y trabajadores de la salud y su confusión ante la desilusión con el gobierno kirchnerista –que volvió a privilegiar a la CGT como interlocutora-. Ninguna medida han tomado para unificar los reclamos de sus bases. Tan es así que en esta semana hay un paro de ATE y un paro de CTERA, los dos gremios más importantes de esta central, al que ni siquiera se han dignado coordinar en la fecha. 

Unificar las luchas

Los múltiples conflictos existentes plantean la necesidad de unir las demandas en un pliego único de reclamos: por un salario equivalente al costo de la canasta familiar, subsidio de desempleo 800 $ mínimo para todos los trabajadores desocupados, recuperación de todas y cada una de las conquistas perdidas durante la década anterior junto a la lucha por el trabajo genuino para todos reduciendo la jornada laboral a 6 horas. Es necesario pegar todos juntos contra la política de Kirchner y Lavagna. Por eso, hay que promover asambleas en todos los lugares de trabajo donde se exija la realización de un paro nacional y un plan de lucha.
El activismo y las organizaciones combativas deben plantarse como alternativa frente a la burocracia y ayudar a superar la política de división. Para esto hay que hacer efectiva la coordinación de las luchas, la constitución de instancias de unidad entre establecimientos, entre sindicatos, entre comisiones internas y a nivel regional. El ejemplo del Subte parando en solidaridad con la lucha de Lafsa y el Garrahan es el camino a seguir. Es el momento para avanzar en la moción que dejó planteada el Encuentro del 2 de Abril de conformar una comisión de enlace de todos los sectores en lucha.

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