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Informaciones Obreras

Comités de seguridad e higiene

Para terminar con los accidentes laborales

21 de septiembre 2006

Dos trabajadores mueren cada día por accidentes laborales en nuestro país. Los altos índices de enfermedades y accidentes de trabajo que padecemos hoy los trabajadores no obedecen a ningún ‘descuido’ sino a los altísimos ritmos de producción y la precarización del trabajo, donde los trabajadores en negro y contratados son usados por las patronales como máquinas humanas para producir más y más. Así, las enfermedades y accidentes nos afectan no sólo en lo físico sino en lo psicológico.
Todas las enfermedades que sufrimos las trabajadoras como hernias, problemas cervicales, lumbalgias, varices, no son tomadas como enfermedades de trabajo: cuando vamos a los médicos de las patronales nos dicen que nuestro cuerpo ya estaba propenso a sufrir estas enfermedades y no son consideradas Enfermedades Profesionales. Eso fue lo que denunció mi compañera Estela Macaroff y por eso fue despedida de PepsiCo.
Durante el 2005 el gobierno les otorgó 1.700 millones de pesos en subsidios a grandes empresas, entre las que estaban Siderar-Techint, Repsol-YPF y Fate. Repsol subió su rentabilidad durante este gobierno un 28,5% y Siderar un 37,5%. ¿Cuánto vale la vida obrera para las grandes ganadoras del modelo K? Como reflejan estas páginas, poco y nada.
En medio del crecimiento, los patrones, el gobierno y la burocracia vienen discutiendo una nueva Ley de Accidentes de Trabajo.
En el mes de julio participé de una jornada de la Superintendencia del Riesgo del Trabajo la cual se llamaba ‘La participación de los trabajadores en la gestión de la prevención’. Allí el Ministro de Trabajo, Carlos Tomada, reconoció que “de los 500.000 accidentes de trabajo y enfermedades profesionales por año, el 52% de los accidentes se podrían evitar si se adoptaran medidas básicas de prevención”.
Diputados, dirigentes y delegados sindicales, representantes de las empresas y ‘especialistas’ discutieron sobre cuál es rol de los trabajadores en la prevención de accidentes laborales y la posibilidad –o no– de conformar en las empresas comités mixtos de seguridad e higiene.
Pero lo cierto es que la inmensa mayoría de los trabajadores –a pesar de ser los más afectados– no pueden discutir cómo mejorar las condiciones de trabajo y evitar los accidentes. Como Delegada Congresal por la lista opositora Celeste y Blanca sostengo que no hay que quedarse quietos y expectantes esperando que los que dicen representarnos solucionen nuestros problemas. Desde el sindicato de la alimentación –al igual que muchos otros– no han bajado estas discusiones al conjunto de los trabajadores para poder debatir entre todos.
Nosotros, como trabajadores y activistas antiburocráticos en PepsiCo, siempre levantamos la consigna de delegados de seguridad e higiene independientes, pero el sindicato se opone y evita que los trabajadores puedan organizarse. Estos supuestos ‘representantes’ han dejado pasar accidentes graves, como amputaciones de brazos y dedos, hasta trabajadores que han dejado la vida junto a una máquina.
Para rechazar la legislación que nos quieren imponer y para defender nuestros derechos, los trabajadores tenemos que recuperar nuestras organizaciones. En primer lugar, tenemos que organizarnos para imponer que en cada fábrica se voten delegados para conformar comités de seguridad e higiene. Delegados votados democráticamente por efectivos y contratados, que puedan hacer asamblea para que los trabajadores puedan discutir sus reclamos y cuál es la salida. Delegados revocables que representen a todos los trabajadores y puedan parar la producción ante cualquier falla o problema que ponga en riesgo nuestra salud.
Los obreros de Zanon se rebelaron por la muerte de Daniel Ferrás por falta de atención médica y dieron la pelea por la comisión de seguridad e higiene. Así comenzaron a pelearle a la patronal el control del lugar de trabajo. Los obreros de Jabón Federal recuperaron su comisión interna y comenzaron a discutir condiciones de trabajo y ritmos de producción.
Para hacer esto se necesitan organizaciones democráticas que unan a los efectivos con los que están contratados o en negro. Así vamos a estar mejor preparados para enfrentar desde el corazón de cada empresa la dictadura patronal.





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